Historia del fuego

Quiero contarte una historia. Me interesa saber qué piensas sobre ella. A ver qué te parece…

Todo comenzó hace mucho tiempo. La tribu vivía confortablemente desde que se asentó en aquella cueva. Era estrecha, y no demasiado húmeda. El viento no se colaba hacia sus profundidades como en la anterior, y tampoco era demasiado vistosa como para que otros quisieran luchar por ella.

Cuando el sol se ocultaba, todos se arrimaban unos a otros dejando, bajo las pieles que los aislaban del frío, una maraña de cuerpos, brazos y piernas en la que apenas podían distinguirse a unos de otros. El calor era generado y compartido por todos. Era como siempre había sido. El número de miembros de la tribu era así, no solo señal de tranquilidad para el grupo durante el día, sino además un signo inequívoco de calidad de vida durante la noche.

Algunas veces, cuando los cazadores se alejaban más de lo previsto en busca de sus presas y tenían que dormir fuera, se notaba su ausencia. Esos días se hacían más largos por la incertidumbre del peligro al que se enfrentaban, que siempre traían miedos y malos presagios, pero era en las noches donde se hacía patente su falta de calor, y se notaba la ausencia del abrigo de sus grandes cuerpos.

Quizás era por ese motivo por lo que las mujeres se afanaban en obtener frutos y semillas con los que pudieran completar las reservas de comida, y de ese modo retrasar la marcha de los cazadores, aunque ellas ya sabían que este tipo de comida no mantenía a los hombres tranquilos, y que incluso en las primaveras o veranos de abundancia, ellos sentían la necesidad de buscar esa caza que les reportaba esas carnes rojas y vísceras que tanto apreciaban.

No siempre resultaba complicado alcanzar las presas, y ningún día resultaba tan feliz como aquel en que, tras unas pocas horas, todos los cazadores volvían sanos y salvos y ocupaban la tarde comiendo y repartiendo los beneficios. Las risas brotaban de forma fácil, descontrolada, y la caída del sol les sorprendía con sonrisas dibujadas en sus caras, mientras los bostezos iban abriéndose paso y poco a poco reunía a todos en el calor de aquel nido al que consideraban su hogar.

Afortunadamente, ninguno de los miembros de la generación que nos ocupa tuvo nunca que luchar por ese hogar. Los más ancianos contaban la historia de cómo habían tenido que vencer a una gran osa para arrebatarle la cueva que ahora ellos ocupaban. Contaban, pero no porque lo hubieran visto, sino porque así se lo contaron a ellos, la fiereza de la madre de 3 oseznos, que defendió el lugar en el que los abrigaba, y contaban como luego se apiadaron de los pequeños osos hasta que la naturaleza los llamó a integrarse con ella, un par de primaveras después.

No mantenían una mala relación con las tribus vecinas. En ocasiones se visitaban para intercambiar algunos utensilios, e incluso algunos de ellos habían pasado tiempo conviviendo con ellas. Nada que ver con esas historias que habían aprendido de los peligros y violencia vividas por sus antepasados y que les motivó a emprender el largo viaje hasta su hogar. Su ubicación era un lugar de privilegio para la recolección, y la abundancia de caza les permitía mantener una buena cantidad de pieles y comida, sin que hubiera que llorar por muchos cazadores.

Solo los lobos, cuya presencia permanente se sentía en los sonidos nocturnos, y en los olores que asaltaban frecuentemente su tranquilidad, representaban realmente una amenaza a sus ancianos y niños, y los agrupaba cautamente cuando iban a beber y recoger agua. Los lobos, y los malos espíritus que de cuando en cuando se aferraban a alguno de ellos hasta que se dormía sin volver a despertar.

Pero no fue ninguno de esos días de felicidad, miedo o intercambio, el que marcó la historia que quiero contarte. Lo cierto es que fue un día anodino de verano, en el que, con la despensa suficientemente nutrida, muchos simplemente intentaban protegerse del sol que los adormilaba, mientras unos pocos se afanaban en tallar algunas puntas de flecha y hachas para reponer aquellas que habían perdido un par de días antes.

Me gustaría poder decirte el nombre de la persona que inició todo esto, pero lo cierto es que el tiempo ha borrado incluso ese nombre, y si lo piensas, verás que tampoco es tan importante. Lo cierto es que él estaba tallando una punta de flecha encima de unas pajas secas que había utilizado poco antes para dormir a mediodía amparado por la sombra de un pequeño árbol. El sol, al inclinarse y pegarle en la cara lo despertó, y tras unos minutos que utilizó en desperezarse, comenzó a tallar.

Las chispas que saltaban de las piedras al chocar, casi formaban parte del ritual del tallado, y cuando una de estas chispas alcanzó la paja y empezó a ennegrecerla al tiempo que se mantenía viva, ni siquiera se dio cuenta. Solo cuando sintió el calor junto a su pie y vio la llama que había brotado junto a él, saltó asustado hacia atrás mientras apenas atraía la atención de los pocos que mantenían los ojos abiertos, pero en esta ocasión, su curiosidad fue un poco más allá de su miedo, y no golpeo la llama con una rama, como muchos antes que él habían hecho en el pasado, sino que se quedó observándola crecer y extenderse por su lecho improvisado de paja.

Cogió algunas ramas secas que tenía alrededor y las acercó, cegado por esa curiosidad mientras el miedo casi le había abandonado. Una lengua de fuego se extendió por las ramas que soltó como respondiendo a un reflejo que nunca había sentido, pero se rió de si mismo y de su temor ante ese pequeño ser que bailaba a sus pies.

Aquellos que unos minutos antes se habían sonreído al verle saltar, empezaron a seguir la escena con curiosidad creciente, y él, sintiéndose el centro de sus miradas, quiso corresponder al interés buscando una nueva rama, esta vez de un tamaño mayor. Repitió lo que acababa de aprender y la acercó, pero inicialmente se decepcionó al ver que solo conseguía que se pintara de un color negro. Finalmente soltó la rama en el centro del fuego pero cuando las llamas comenzaron a alimentarse de aquel pequeño tronco, miró a su alrededor con aire triunfal, orgulloso de su pequeño animal.

Mantener el protagonismo adquirido fue aliciente suficiente para seguir experimentando, moviendo y alimentando aquella luz multicolor mientras el sol se iba ocultando poco a poco en el horizonte, y para cuando éste lanzó su último rayo por encima de la montaña, una gran hoguera ardía ya a la puerta de la cueva mientras todo el grupo la rodeaba, embargados por la curiosidad, el calor que se desprendía, y la luz que les iluminaba aun sin sol.

Aquella fue la primera vez que el grupo no reaccionó al sol que se ponía, y rompieron aquella tradición de bostezos y mentes aturdidas que los dirigían al nido en el que dormían.

Los comentarios fueron escasos y en voz baja pero la luna recorrió gran parte del cielo antes de que aquella luz se extinguiera, no ya por no saber mantenerla, sino porque el sueño les alcanzó mientras formaban un círculo alrededor suya.

Los siguientes días la excitación los recorría, y se afanaban durante horas en repetir cada día aquella hoguera. Todos, incluidas las mujeres que nunca habían tallado la piedra salvo para pequeñas labores, se concentraban en conseguir pequeñas lenguas de fuego para luego, alimentarlas. Incluso los más pequeños, al ver tanta agitación, hacían chocar piedras. En esos días, fueron depurando la técnica para conseguirlo y, aunque hubo algunos que nunca lo hicieron, no había noche en que no dispusieran de nuevo el círculo alrededor de las enormes llamaradas que brotaban del nuevo centro de la tribu.

Las noches, transformadas en espectáculo de luces chispeantes, fueron así invadidas por un grupo de hombres y mujeres, y las voces fueron haciéndose cada vez más audibles contra los solitarios aullidos que aunque se mantenían en el fondo de la noche, parecían sonar más lejanos que en días anteriores. El efecto hipnótico del fuego mantenía su poder dirigiendo la mayoría de sus miradas y haciéndolas bailar al ritmo de las suaves brisas de verano, roto de vez en cuando por la resina de los troncos que interrumpía la monotonía de su vaivén.

Las caras de la mañana, algo más soñolientas de lo normal, pero sonrientes reflejaban el sentir de todos ellos, aunque los niños se empeñaban en protestar por un cambio que, ni habían acogido con tanta sorpresa, ni parecía acabar de convencerles por sus frecuentes lloros y comportamientos excepcionalmente caprichosos.

La hoguera se convirtió rápidamente en el lugar donde se contaban las historias. La mayoría de ellas todos las conocían, pero resultaba reconfortaba a los atentos oyentes escucharlas mientras se calentaban y observaban el sinuoso movimiento de las llamas mientras que el narrador de las historias conseguía atraer la atención poniéndose en pie algo más cerca del centro. Una y otra vez repetían aquello que sus antepasados les habían transmitido, y solo de vez en cuando surgían nuevos relatos relativos a la última cacería, o simplemente cuestiones cotidianas con las que todos reían abiertamente.

El nido permaneció vacío desde entonces. Solo dos niñas jóvenes que pasaban gran parte del día juntas volvieron allí a dormir en esas noches. De alguna forma, sin que ninguna de ellas pudiera expresarlo con las palabras que conocían, echaban de menos el calor y tranquilidad que se transmitían mientras dormían bajo una de esas pieles, en la que ahora parecía una negra y oscura gruta. Era un calor que no se parecía al que recibían en el círculo, y del que se sentían especialmente necesitadas. El abrazo bajo la piel de un venado les hizo sonreír a ambas aunque no se vieron, y cerraron los ojos para dormir mientras sentían la falta del resto, pero sabiendo que teniéndose la una a la otra ahuyentarían las pesadillas que en días anteriores les habían invadido.

Esta es la historia. El principio al menos.

  • ¿Verdadera?. No lo se, pero me intriga porque a mí me la contó una voz que parecía haber sido entrenada durante siglos para que sus palabras se quedaran atrapadas en la memoria. Fue también junto al fuego, en mi casa de campo, una noche en que toda la familia nos quedamos dormidos junto a la chimenea.

Extracto de la biografía de Ann Holiday

Durante muchos años, el multimillonario estadounidense Alan Durik fue muy conocido por su colección de cuadros. Las pinturas que adornaban las paredes de sus mansiones eran admiradas por sus invitados, y a menudo por un buen número de aficionados que, con no demasiada dificultad podían obtener pases para visitar las distintas viviendas en las que se custodiaban, con gran cuidado, todas las obras que él se seguía afanando en acaparar.

No obstante, a diferencia de otros adinerados coleccionistas, Durik contaba con una gran reputación ya que elegía personalmente todos los lienzos que adquiría, y su conocimiento de los distintos maestros, así como el gusto de cada una de las obras, gozaba de la admiración de un gran número de amantes de la pintura.

Realmente el tiempo, esfuerzo y recursos que le dedicaba, hacía ver claramente que no era el típico inversor en arte, más preocupado por la revalorización de sus obras que en cualquier otra consideración artística, lo cual no evitaba que la cotización de su colección personal creciera de año en año de forma considerable.

Fue su médico y amigo personal Donald W. Harrington quien, tras visitarle en sus aposentos en su vivienda de Bridgehampton, se quedó observando el único cuadro que decoraba la habitación. Aunque su autoría aparentaba ser de Domenico Ghirlandaio, el médico con gesto de extrañeza le preguntó porqué pudiéndose permitir todo tipo de obras, había elegido una vulgar falsificación para su estancia favorita. Durik se irritó con el comentario de su amigo, y durante horas discutieron apasionadamente sobre la autenticidad del cuadro, más ninguno de los dos cedió en su convicción. Tanto es así, que Harrington se empeño en llamar a expertos que pudieran corroborar su postura, e incluso se ofreció a pagar él mismo dichas pruebas, a lo que Durik accedió con gesto confiado, exigiendo únicamente como condición que las pruebas se realizaran allí mismo.

Alan Durik no sabía entonces que la enfermedad que había llevado al Dr. Harrington a su casa, acabaría con la poca salud que aun le restaba y que ya nunca se volvería a levantar de aquella cama, y por ello asistió paso a paso desde su lecho a todo el proceso de verificación mientras los técnicos aplicaban sus conocimientos de forma concienzuda y extremadamente cuidadosa al verse observados permanentemente por el convaleciente.

Finalmente, emitieron el informe final en el laboratorio a partir de las muestras obtenidas, y el responsable acudió diligentemente el día y hora acordados de nuevo a la estancia donde Cuadro, Durik y Harrington se hallaban reunidos. Con voz seria y monótona anunció que el doctor tenía razón en sus afirmaciones, y sin cambiar de tono fue enumerando las abrumadoras pruebas que existían a favor de dicho juicio, lo que demostraba lo meticuloso del estudio, y de paso justificaban el importe de la abultada factura.

El enfermo se quedó con gesto petrificado durante varios minutos que se extendieron incluso más allá de la lectura del informe, ante la mirada atenta y un poco preocupada de su amigo, pero finalmente emitió una amplia sonrisa que hizo pensar sinceramente a todos los que le observaban que, por algún extraño motivo, Alan Durik era más feliz en ese instante de lo que lo había sido nunca. Algo después, con voz pausada hizo llamar a su abogado para redactar un nuevo testamento.

No fue hasta su muerte, apenas un mes después, cuando se supo que los cambios introducidos en el testamento afectaban específicamente a esa obra, que lejos de haber sido desechada, le acompañó hasta el último de sus días. Si bien toda la colección acumulada a lo largo de los años había sido legada a la fundación que llevaba su nombre, el cuadro en cuestión quedaría en manos de su hija Alba.

La historia del engaño al que se había visto sometido el afamado y experto coleccionista fue objeto de muchas conversaciones. A menudo se oían expresiones de pena al finalizar la historia, y en otros casos crecía de la mano de charlatanes que pretendían dar explicación de todos los detalles del fraude sufrido, aun sin tener tan siquiera un solo dato real sobre el que verificar dichas fábulas, pero que aun así argumentaban de forma experta.

En todo caso, solo fue años después cuando, una entonces joven y desconocida reportera, desveló la realidad de lo que en verdad ocurrió. Se encontró con la historia por casualidad, en una nueva y aderezada versión que le contó una de las guías del Museo que exponía gran parte de la colección. Siguiendo el instinto de reportera que luego le llevaría al éxito y que haría de Ann Holiday un nombre que hoy ya pocos desconocen en la profesión, quiso ir a la fuente de la historia, y consiguió entrevistarse con Alba Durik.

Hasta esa fecha, igual que durante toda su vida, Alba Durik se había mantenido lejos de los medios de comunicación que tan atraídos se veían por su nombre y familia, pero fué la inocencia y frescura de Ann la que le convenció para recibirla e invitarla a un té en un salón decorado de forma simple y en el que el único cuadro que colgaba era precisamente el que su padre había atribuido a Ghirlandaio.

Alba habló con sencillez e inocencia, y las lágrimas aun se le escapaban al hablar de su padre. En algunos momentos le brotó una risa que sonaba infantil por lo genuina y pura, cuando Ann le mencionó algunas de las historias que se contaban sobre el cuadro.
Finalmente explicó:
Durante años, mi padre tuvo un sentimiento de culpa. Amaba el arte, y sentía la necesidad de compartirlo con todos aquellos que lo amaban como él, pero ese cuadro le inspiraba sentimientos más grandes que cualquier otro y se sentía vinculado a él de una forma más estrecha. Una vez incluso llegó a confesarme que su inspiración y afán por el coleccionismo provenían de éste cuadro, y que el resto de su recopilación solo lograba imitar en él de forma pobre las sensaciones que éste le producía.

Su culpa nacía de no desear que nadie fuera de su familia compartiera con él ese
sentimiento por el cuadro, y por eso nunca fue expuesto al público.

Cuando los expertos negaron la autenticidad al cuadro, esto no restó ni un ápice al valor que mi padre le atribuía, pues sus sentimientos habían sido reales, y esa evaluación íntima y personal era la que realmente era importante para él, pero hizo desaparecer ese sentimiento de culpa.

El testamento y lo demás fue solo la forma de hacerme feliz, sin que ello supusiera ningún perjuicio para otros amantes de la pintura, pues nunca se habría atrevido a regalarme el cuadro sabiendo como sabía, que yo tampoco sería capaz de compartirlo.

Pensamientos en el centro de mis dias (html)

Mi investigación para encontrar un «porqué» de la vida no ha tenido hasta hoy el éxito apetecido. No obstante, ha sido muy importante el caudal de riqueza que he encontrado en la búsqueda. 

Este libro, si algún día llega a editarse, es mi deseo que sea dedicado a la memoria de mi hijo David, al cual traté de darme íntegramente durante los once años que estuvo en mi hogar físicamente, y sin haber podido terminar de prepararle, la misma vida le arrancó su vida.

También debo amor, respeto y bienestar a mi compañera, amiga, cuidadora, amante y esposa Maribel y a mis otros hijos, que son un yo dentro de mi propio yo: Oscar, Alberto y Sara.


DAVID GARCIA REYES
5-XII-1970 8-VIII-1982
Hijo, hermano y compañero ejemplar

A manera de prólogo

Lee despacio este libro,

no tengas prisa, lector,

deja que cada palabra

te apuñale de dolor

y que tu dolor por dentro

se vuelva en llanto de amor. 

Es la voz de un hombre bueno,

la trágica y dulce voz

de un padre buscando a un hijo

por los caminos de Dios,

con el ansia de encontrar

la mitad de un corazón

que se llevó un mal destino

dejando la muerte en dos.

Para el que se fue, la gloria,

para el que aquí se quedó

va el recuerdo abriendo surcos

hacia la resurrección,

imaginando palabras

en unos ecos sin voz

por donde vuelve la vida

de aquel hijo que perdió.

Pluma, tintero y papel,

ríos de suelta emoción

para la noche sin fin

donde enterrarse de amor

y llanto para unos ojos

que buscan la inundación

de un alma, medio agotada

por la desesperación.


Palabra sobre palabra

se va dejando el autor

la propia vida a jjirones,

haciendo que su emoción

llegue a inundar de tristeza

nuestro propio corazón.

Tristezas que no son nuestras,

pero que tristezas son

al alma de quien las teme

llegar en mala ocasión

sin saber por dónde vienen

ni qué camino de horror

nos reservará la vida

en su plenitud de amor.

Uriel

Madrid, 26-I-1983

PENSAMIENTOS EN EL CENTRO DE MIS DIAS

Es la inquietud de saber si valen mis pensamientos. Es la ilusión de dejar constancia de mis momentos.

Las ideas vertidas en estas páginas no son políticas, pero algunas hablan de la política; no son religiosas, aunque otras tienen su fundamento en mis creencias; y no son críticas, aunque al definir mi pensamiento puedan verse afectados otros.

El motivo de todo ello, es el gran sentimiento que he tratado de infundir a la expresión escrita de las experiencias vividas a lo largo de mi azarosa y triste existencia y que han forjado mi carácter actual, que no cambiaría por ningún otro.

Oscar García Rubio

Esta es mi última historia,

después no he podido escribir más,

pero debe ocupar el primer lugar de mi libro,

porque habla de David, mi fiel amigo.

David ya no está…, ¡resiste, Oscar!

En el verano de 1982 David, toda la pureza de un corazón de once años, fue arrollado por un tren en Pozuelo de Alarcón.

Esta es la sencilla historia de un padre y su hijo, pequeños en el Mundo, pero grandes ante ellos mismos. Quizá la autenticidad del Universo sea la resultante de un gran conjunto de vidas humildes.

* * *

Oscar era un hombre al que no había sonreído la fortuna; salud, éxito y dinero le dieron siempre grandes berrinches, pero estas situaciones no lograron agriar su carácter: supo encontrar el lado bueno de la adversidad.

Cuando recibía un mazazo que le hacía superar los normales sufrimientos se hundía, pero comenzaba a funcionar un mecanismo interior que excitaba su espíritu de lucha y entonces batallaba con todas sus energías hasta vencer la desventura.

Después, superados los malos momentos, cuando ya emergía de nuevo a la vida, algo de lo bello sentía evaporado, pero era consciente de que habían adquirido magnificencia un puñado de pequeñas cosas. Disfrutaba de todo con mayor profundidad y, día a día, aprendía a valorar aquello que más valía.

Con los años, su carácter se fue transformando, cambió negocios por tranquilidad, canjeó dinero por tiempo para su familia, tornó diversiones en reflexión y fue descubriendo, poco a poco, que ése era su camino hacia una mayor felicidad.

En este estilo se hallaba cuando le vino la muerte. Ilusión, alegría y espíritu de lucha dejaron de existir cuando una locomotora segó la vida de su hijo David. Quedé yo, que soy cuerpo, responsabilidad y pensamiento capaz de narrar los últimos días de ese hombre irrecuperable. Todo comenzó el 7 de agosto.

* * *

«Se ha hecho de noche y David no viene».

Oscar marchó en busca de su hijo porque confiaba en él.

«Por favor, ¿no habrán atendido a un niño de once años que se haya caído de una bicicleta?».

Largo calvario de treinta minutos hasta encontrar la temida solución al enigma.

«Sí señor, a su hijo le ha atropellado un tren».

¡La locura, la muerte, el infierno!, todos los horrores unidos lacerando a un pobre ser humano, que aun sintiendo que nació, no supo nunca del cómo, que luchó para vivir, pero sin saber por qué, y que muere con la duda del adonde o para qué.

* * *

Cuando un hombre ve a sus hijos crecer y sabe vivir con ellos pudiendo compaginar al maestro, al amigo y al compañero de juegos. Cuando ese hombre está dando clase a su hijo a las cinco, jugando con él a las seis, le da un beso a las siete y lo pierde para siempre a las ocho, su reacción es imprevisible:

Es posible que se vuelva loco.

Le puede dar un ataque al corazón.

O puede pasarle cualquier otra cosa, nada será peor. Oscar lo que sintió es que iniciaba su agonía.

En los primeros momentos el pánico y la indignación hicieron presa en su alma y lanzó al aire su lamento escrito:

«Hoy ha muerto David, tenía once años. Iba con su bicicleta y fue a atravesar la vía por donde él había visto que tanta gente pasaba. Un tren separó su alma del cuerpo que yo cuidé, porque David era mi hijo y yo me he muerto con él.

Un punto negro, le llaman, porque en los últimos años este paso de Pozuelo se ha cobrado varias vidas, y aunque parezca imposible ese paso sigue allí.

Quizá ahora haya un juicio para ver quién fue culpable y tal vez quieran saber si yo quiero reclamar, pero yo quiero decirles que yo no reclamo nada, porque yo he perdido todo, porque me han roto la vida.

Pero pienso que vosotros, los que aún no habéis sentido ese horror indescriptible, debéis luchar por buscar un arreglo a esa injusticia. Es injusto que una calle por la que vas transitando atraviese unos carriles por donde corre la muerte sin que una valla intercepte tu encuentro con el horror.

Es injusto que haya un hombre que tenga que conducir una máquina de un tren llevando en su pensamiento el miedo de que otro ser se pueda poner delante sin que él se pueda parar.

Es muy triste que la Renfe, en vez de buscar remedio, que sabemos que lo tiene, llene todo el recorrido de carteles advirtiendo que ella se lava las manos y una legión de abogados se enfrente con tu dolor».

Cuando hubo calmado la violencia de su alma, yo le pregunté: ¿Quién es la Renfe?, ¿son los conductores que van grabando en su mente tanta tragedia?, ¿son los guardagujas que aguantan frío y nieve para poder vivir?, ¿son los ingenieros, peones o abogados que tratan de mantener un puesto de trabajo en un país en el que falta el trabajo y que sufren individualmente por cada muerte? 

Oscar, entonces, me dijo que no existía ningún culpable, pero que sí había muchos responsables.

Como tantas otras veces busca fuerza en el amor y comparte su consuelo por si alguien lo sabe usar:

«Reparte amor mientras existe vida. Sé generoso con tus semejantes. Porque cuando la muerte te arranque un ser que quieres, sólo encontrarás consuelo en tu conciencia, sólo te ayudará haberle dado todo.

David ha muerto con once años, que cada uno le honre de acuerdo a su creencia».

A los niños, a todos sus compañeros, también les quiere hacer llegar su mensaje de esperanza:

« ¡Qué bello debe ser presentarse ante el Padre con la pureza de un corazón de once años!

David ha renacido en su alma, adquiere vida en tu recuerdo.

Vuestra amistad la sientes realzada y al ser afecto de corazones puros que ni podrá ya rebajarse con peleas, mantendrá su fuerza y su riqueza, será rescoldo bello en tu vida de hombre.

Pídele ayuda si la necesitas. ¡Tranquilo!, que tu amigo está en el Cielo, dichoso de hablarle a Dios de ti».

* * *

El principio del fin, una vida que lucha por no dejarse vencer:

«¿Qué soy yo?, ¿quién soy yo para censurar aquello que desconozco? Si nada sé de mi ser, si no conozco el mañana, ¿cómo enjuiciar el ayer?

El cinco de diciembre de 1970 nació David; nada hice yo para que él viniera, considerando que unos momentos de amor con mi esposa no son valorables respecto al gran enigma que significa el nacimiento a la vida de un nuevo ser.

Este misterio le dotó de inteligencia, le proporcionó los sentidos para captar las sensaciones de este mundo y le conformó los sentimientos de su espíritu.

Durante el tiempo que estuvo a mi lado mis labores fueron sencillas: cuidar su cuerpo, enriquecer sus conocimientos y procurar el que su carácter tendiese al respeto y a la bondad que exige la dignidad humana. Pero nada creé, todo estaba formado y se desarrollaba con vida propia.

Ahora, el mismo secreto que lo trajo a mí se lo lleva sin darme tiempo a razonar. La impotencia me consume, pero realmente en mi interior consta que no era mío, que pertenecía al mismo ocultismo al que yo pertenezco. Lo envió a convivir a mi lado unos años, dejó que llegara a querer más que a mi propia vida y ahora nuevamente lo ha recuperado.

Me ha dejado muy solo, sigo sin entenderlo, sigue siendo un enigma, me rompo de dolor por perderlo, siento que le quería demasiado, pero realmente no era mío, pertenecía al misterio.

Sólo me queda la esperanza de que su alma siga.

Mi única fuerza es sentir su fuerza».

* * *

En los últimos días, Oscar acude en petición de ayuda a su hijo: y trata de explicarle los sentimientos de su alma:

«Querido David:

Más de once años separan la fecha de tu llegada a este mundo del momento en que te escribo esta segunda carta y menos de una semana que te entregué la primera para que te acompañase en tu viaje a la eternidad.

Nunca había tenido la necesidad de hablarte en grafismos porque a lo largo de toda tu existencia estuviste a mi lado y en todo momento mantuvimos una comunicación ininterrumpida.

Hijo mío, mi ignorancia sobre la vida y la muerte y el desconocimiento de hasta dónde llegas me anima a contarte lo que ha sido mi vida desde que te fuiste.

Las veinte horas en que tu corazón quiso vencer a las lesiones que te hicieron fueron de auténtica locura. Los nervios se adueñaron de mi ser y la impotencia por no poder salvarte, queriendo entregarte hasta mi vida, llegaba a hacer tal daño en mis entrañas que en momentos sentí que la demencia se adueñaba de mi espíritu y deseé con todo el corazón morir contigo. Olvidé a tu madre y a tus hermanos, no pensé que la familia éramos todos, porque en aquellas horas increíbles no pude comprender el cómo «un todo», puede estar dividido en varios «todos».

Después, cuando ya tu joven corazón quedo vencido, llegaron en tropel la incomprensión, la rabia, la lucha con mis credos y la pena que en forma indescriptible me llevaron al límite del dolor; medido en los parámetros que hasta hoy han actuado sobre toda mi persona.

Al día siguiente, al contemplar tu cuerpo, como si parte de mi propio ser se hubiera desgarrado de mi alma, sentí todo el amor que te tenía y acariciando tu cara con ternura, tocando tus manos de hombre niño, teniéndote tan dentro como nada, te dije adiós, pero quedé contigo, marché con todo mi equipaje, aunque en mi cuerpo vivo, queda, no sé hasta cuándo ni por qué, toda la pena y el cariño que en aquellos momentos me grabé.

Pero es que, desde que te alejaste, cada recuerdo tuyo rompe mi alma, la pena y el amor oprimen físicamente en mi pecho y siento que me duele el corazón, y tengo que esforzarme en respirar, y no puedo olvidarte, y no quiero olvidarte, porque la poca vida que en mí siento está íntimamente unida a tu recuerdo.

Sólo me ayuda a soportar tu sino el pensar en lo mucho que te quise, el saber que en estos años te di todo, aunque también es un bálsamo templado la constancia de lo mucho que me amabas.

Ahora viene lo más complicado de esta carta, explicarte qué es lo que de ti yo espero, y realmente al pensar no sé que quiero.

Que me ayudes a vivir sin ti, pero contigo.

Que me expliques qué es la vida, si es que acaso existe vida.

Que si perdura tu fuerza me hagas sentir parte de ella, porque ésa será mi fuerza.

Que me mandes algún signo, para no pensar que Dios no tiene piedad del hombre.

Que comprenda algún motivo por el que acaba una vida que está naciendo a la vida.

Que si en verdad nada somos, por qué cruel designación hemos sido conformados de profundos sentimientos.

Y, si es que fuera posible, también quisiera aclarar mi única duda sobre tu sufrimiento en vida; quisiera sentir en mí igual que tu alma sintió en esos breves instantes en que tuviste conciencia de ese tren que te alcanzaba sin tú poderte apartar.

Vive siempre conmigo».

La posdata es un extraño juego de la vida, tan cruel como real:

«Hijo mío, quiero que sepas que el destino te hizo morir junto al puente donde di a tu madre el primer beso y tu cuerpo lo enterramos el 10 de agosto, decimoséptimo aniversario de nuestro noviazgo. De estas coincidencias no quiero que me hables».

* * *

El tren, elemento entrañable en la vida de Oscar, que era su medio de transporte preferido, que en tantas ocasiones le acercó desde tierras lejanas hasta sus seres más queridos, pasó a ser protagonista del recuerdo más amargo de la vida de mi ser.

Y finalmente murió; amor, pena, sentimiento o simplemente porque le echaba mucho de menos, porque no podía vivir sin él.

Yo he quedado aquí, a cargo de sus haciendas que no son bienes raíces sino vidas que se mueven y no pierdo la esperanza de que algún día otro Oscar se acerque para ayudarme a cumplir con la labor de educar a nuestros hijos y cumplido el cometido descansar ya de por vida, que ése será mi paraíso.
Tragedia

(A Oscar García Rubio)

La respuesta de un amigo desconocido entonces por mí. 

Sin saber quién eres tú

no quiero saber quién eres…

Solo sé que una tragedia

está clavando alfileres

en tu corazón de padre

y que la sangre que viertes

son lágrimas de agonía

precursoras de otra muerte.

El tren que mató a tu hijo

viene por otros rieles,

ansioso de derrumbar

la poca vida que tienes

y espera que tu dolor

se atormente y se desvele

redactando, noche a noche,

cartas que tanto te duelen.

No dejes que el tren te arrolle,

permanece en los andenes

mirando cómo se alejan

sus amenazas de muerte

y quédate en el recuerdo

de lo que quisiste y quieres

como en el único sitio

donde debes defenderte.


El tiempo de los que viven

y el tiempo de los que mueren

son medidas imprevistas

que sólo a Dios le competen

y es El quien rige destinos

de quien se va y quien se quede

sin que sepamos por qué

hay destinos tan crueles.

Peor de todos… ¡el tuyo!

Pero si el dolor que tienes

no encuentra alivio en el tiempo

y en amor no se disuelve,

morirás en el vacío

de las vidas que se pierden

por no superar ausencias

que a dentelladas nos muerden.

Quédate con tu dolor,

deja que el dolor te llene

el corazón de tristeza

y el alma de amargas hieles,

y dedícalas todas

al hijo que ya está ausente,

pero que ya está contigo

en su vida y en su muerte.

Piensa que el tiempo no es nada,

que, acaso, lo que se lleve

nos lo guarda de sorpresa

en cualquier rincón celeste

y allí nos está esperando,

feliz, contento y alegre

de continuar jugando

con inofensivos trenes.


Su imagen, en tu memoria,

que se fije y que se quede

como lo mejor de ti

y que de amor alimente

el resto de tu dolor

antes que te desesperes.

Y no escribas esas cartas

a quien ya no te las lee.

Piensa que tanto dolor

en ningún rincón se pierde

y se hace dolor de todos

en las manos que lo sienten.

Ya ves que te estoy llorando

sin siquiera conocerte,

sin saber quién fue tu hijo

y sin valor para verte,

pues me horroriza mirar

el dolor frente por frente

viendo a mis nietos jugar

entre coches y entre trenes.

Tu carta desesperada

alguien me la dio, ya tienes

lágrimas que te acompañen

sobre este dolor tan fuerte

y el consuelo de unos versos

que al poeta le estremecen

por ser nacidos de un llanto

que en el papel se me vierte.

Uriel

Pozuelo, 20 de septiembre de 1982

De la vida, de la mente  

¿Hubo una vez un hombre?

Hubo una vez un hombre que logró vivir su historia siendo hombre.

Hubo una vez un niño que crecía, que viviendo no vivía, y queriendo comprender no comprendía. Que preguntaba a los otros y llegaba a deducir que nadie nada sabía. Hubo una vez un muchacho que observaba en las gentes su postura y todo su ser sentía pero nada comprendía. Se disponía a ceder ante el mundo y sus pasiones cuando una noche soñó y su ego más profundo dijo a su mente consciente:

«No cambies, hombre, sé hombre. Aunque pienses que la gente no te entiende, aunque veas que tu mundo es diferente, aunque sepas que el camino es el más duro y a veces puedas sentir que la vida te golpea y te golpea superando los normales sufrimientos, no decaigas, hombre». A veces el cielo manda tempestades a las costas, el mar ataca a las rocas y aquellas que no están firmes, que no fijan su postura, se arrastran entre la arena y terminan en las aguas. Pero aquellas que supieron profundizar en su raíz, resistieron los embates y al pasar el temporal, como si una fuerza nueva les diera vitalidad, brillaron más todavía y hasta el Sol les dio el calor que durante la tormenta les negara. 

Vivir

Vivir, vivir sin vivir…

Morir, morir sin morir…

Si un día encuentras la vida, sabrás ya por qué vivir y sabrás por qué morir. 

¿Has pensado alguna vez, si tu mente está vacía…, cómo será tu vejez?

Soledades compañeras de mis días solitarios, amparo de mis angustias que nadie puede arrancarme. Día a día, sin desmayo, os voy dedicando tiempo, seguro de que mañana, cuando más os necesite, llegaréis hasta mi lado.

Cuando ya me falte todo, cuando en mis años mayores las gentes ya no valoren la verdad de mis ideas, aún me quedaréis vosotras.

Cuando estoy solo conmigo, con la mente trabajando para mantener mis ocios, siento la satisfacción de haberla ido alimentando, convencido que mañana, sólo, desnudo y sin nada, mantendré mi gran riqueza: La conciencia sin reproches y fortaleza en mi mente.

Alma material

Con el alma tan material como el cuerpo que la alberga, quizás al morir la carne, el espíritu también se descomponga. Porque conseguir una mente rica conlleva su alimentación en el período de aprendizaje que es la vida. Porque tu fuerza es grande, pero no llegarás a conocerla si no la ejercitas día a día.

Dedicar tu tiempo a acumular riquezas o dilapidarlo en la obtención de placeres físicos produce satisfacciones limitadas y de poco esplendor.

Engrandecer tu propio ego te preparará para reaccionar ante los golpes de la vida con verdadera valentía.

Vivir para vivir

Vivir exclusivamente, sin esforzarnos en comprender aquello que nos rodea, es caminar a ciegas sin que mal alguno afecte a nuestros ojos.

La espesa niebla de la ignorancia nos rodea y nos aturde, y nuestro entorno de placer se reduce a situaciones materiales, a productos físicos de largo precio y corto esplendor. En suma, que esto es vivir, pero vivir sin vivir, para a la larga morir, pero morir sin morir.

Sólo unos pocos logran vencer la inercia de la sociedad. Todo se inicia con la dedicación de una parte de su tiempo al razonamiento, al estudio de las reacciones humanas con espíritu crítico y a la evaluación de las consecuencias de sus propios actos.

Poco a poco, comienzan a comprender, la luz empieza a inundar su espíritu y una nueva razón dirige los actos de su existencia.

La sabiduría desde que empieza a afectarlos los hace vivir en un mundo más intenso y complicado, pero un viento cálido rodea sus acciones.

Si un día encuentras la vida, sabrás ya por qué vivir y sabrás por qué morir.

Los prejuicios sociales

Qué negra es la prisión, que sin paredes,

te oculta la visión de la belleza.

Qué cadena tan cruel es aquella que te amarra,

sin que sientas en tu carne su contacto. 

Esa amistad que soñé, era eso, sólo un sueño

Esos mis amigos que nunca existieron,

esos comediantes que nada me dieron.

Cuántos momentos sin tino perdidos,

cuántos sentimientos que no eran sentidos.

Nació nuestra amistad en época inmadura y las pruebas de lealtad eran fugaces,

después la vida misma nos fue tornando duros y conservarnos exigía ser veraces.

Un «te necesito» no era una simpleza, era una agonía profunda y difícil.

Y ese «ahora no puedo», «espera», «lo siento», te dolía muy hondo, llorabas por dentro.

Después, superados los malos momentos, cuando ya emergías de nuevo a la vida, te llamabas débil, los compadecías.

Pero algo en tu alma había variado,

algo de lo bello se había evaporado.

Ya para la vida estás más formado,

ya no queda herida, ha cicatrizado.

El examen de conciencia

Cada noche debo vencer la apatía de enfrentarme con mi actuación de las horas anteriores.

Es un duro ejercicio que si dejase de practicarlo varios días me representaría un gran esfuerzo reiniciarlo.

Observando cómo pasa mi tiempo en la tierra sin conseguir la perfección deseada, conservando mis vicios día a día.

Oigo un grito en el fondo de mi ser que pugna por salir al aire:

«¿Qué hiciste de mí, oh Mundo?»

¿Cómo conseguiste barnizar la bella madera que albergó mi juventud?

¿Qué pintura utilizaste, que profundizó en mi frágil corazón salpicando su pureza?

Después, al ver mi opción de vida hoy se me ocurre pensar:

«Qué larga va a ser mi agonía, si voy muriendo en vida día a día».

Esperanza

Después de luchar y chocar contra esa extraña prisión social que en ocasiones te distorsiona la visión de la belleza, cuando tus energías se van agotando y crees haber llegado a tu «frontera…», una nueva luz te ayuda a disfrutar de las cosas más pequeñas.

Sentimiento

¿De qué te sirve ver pasar la vida,

si cuando vas a evaluar tu mundo,

no cuentas con las experiencias que viviste,

porque quizás ni tan siquiera las sentiste?

Directorio de mi vivir

¿Has probado alguna vez a marcarte tu camino? ¿Sabes aquello que quieres o que no quieres hacer? Si cada día lo dedicas a perfeccionar «un punto», cuando pase algo de tiempo sentirás un gran placer.

– Despierta al nacer el día, porque durmiendo no vives.

– Trabaja con eficacia, pues ya que tienes que hacerlo, siente la satisfacción del deber haber cumplido.

– Con las gentes que convivas, procura tratarlas bien, pues ellas viven en crisis y las has de comprender.

– Vive el amor, si te llega, con todas sus consecuencias, la vida no te dará sentimiento más profundo.

– El dinero sólo sirve para cubrir tu necesidad material, reduce aquello que es superfluo y aumentarás tu libertad.

– Reflexiona cada noche sobre tu actuación diaria, sin engañarte a ti mismo, y después perdónate.

– Nadie debe dirigir tus pensamientos, busca en tu interior y encontrarás riqueza suficiente para establecer lo bueno y lo malo.

El ser

– Tu fuerza está en tu interior.

– Tu alegría es la tranquilidad de tu espíritu.

– Tu mejor compañía es tu mente.

– Tu vivir aumenta con la sabiduría.

La monotonía en el sentir

Hay momentos en la vida en los que, superados los normales sufrimientos, la tensión se transforma en insufrible. Creemos que nuestra capacidad de aguante ha llegado al límite de nuestras fuerzas y el futuro se aleja de nosotros hasta pensar que todo ha acabado. Después, llegan otras etapas a nuestra vida y adquieren gran valor muchas de las pequeñas cosas que hasta entonces no habíamos sabido valorar.

Si afrontamos con coraje la adversidad, viviremos plenamente nuestra dicha.

Nunca se debe apoderar de nuestro ser la monotonía, que nos limita el sentir y en el sufrir nos engaña.

Reflexión

Explicadme a qué jugáis,

si sentir, ya no sabéis,

si el egoísmo os invade,

con problemas de conciencia, en los cuales no pensáis,

sin vivir como queréis,

cuando ya no podáis más,

explicadme a qué jugáis.

Un nuevo estilo

Según veo aumentar la sinrazón, a la par que contemplo el hundimiento de la sociedad, pienso si seré capaz de adaptarme al nuevo imperio de la locura. 

¿Por qué?; siempre ¿por qué?

Trato de comprender y me embrutezco, pero alrededor la vida continúa.

Veo a las gentes y nadie quiere saber, «¡oh, Hados!, ¿qué inquietud hay en mí?».

Dudo que otra vida exista y no me importa morir.

Si todos mis compañeros vacilasen como yo, ¿qué ocurriría en el mundo?

Trato de hacer el bien, reparto amor con generosidad sin esperar nada a cambio. La recompensa la obtengo de forma inmediata, me encuentro satisfecho y aumento mi riqueza espiritual.

¿Reaccionarías igual si al hacer el bien o el mal, lo que fueras a obtener sólo sea tranquilidad? Sin que otra vida te premie lo que en ésta hiciste bien, y sin que exista un infierno que todo el mal te demande.

La búsqueda

Con el alma rota por la vida misma,

con el espíritu sin perder la esperanza,

con unos pensamientos imperturbables, por su profundidad, y diferentes, por ser propios,

mantengo día a día la ilusión de encontrar el verdadero camino.

Después del tiempo vivido sin encontrar el camino, me pregunto: ¿quién soy yo?

¿Soy soldado? que no gusta ser mandado.

¿Soy político? si mi vida es la verdad.

¿Seré quizás religioso? si no creo en cielo o infierno.

¿O tal vez trabajador? por mantener a mis hijos.

¿Pudiera ser pendenciero? pero nunca peleé.

¿Soy al menos un galán? los ligues ya no me encajan.

¿Soy borracho? si no bebo.

¿Y jugador, qué me dices? si yo tuviera dinero.

¿Entonces soy egoísta? que busquen mis capitales.

¿Cómo andaré de listeza? si vivo de mi trabajo.

¿Y de sentimientos, qué? todo yo vibro al vivir.

¿Seré duro o seré blando? ¿qué puedo hacer con los hombres?

¿Mentiroso? nunca me engaño ni engaño.

¿Y todas las apariencias? son cosas insustanciales.

Y mi vida ¿dónde está? vivo igual el bien y el mal.

Lo bueno ¿qué me produce? pocas veces soy feliz.

¿Qué sentiré con el mal? desearía morir para poder descansar.

En resumen, ¿quien soy yo?

Un ciudadano del mundo con sus problemas y angustias, que vive con la ilusión de poder vivir viviendo, que su reír sea riendo y su sufrir sea sufriendo. Que sienta cómo la luz penetra hasta sus entrañas y al llegar a su final, si es que ya todo se acaba, pueda morir con la idea de saber por qué ha vivido.

Y si morir no comprende, que piense que a todos llega y con la satisfacción de un completo haber vivido descanse ya de por siglos, que ése será su paraíso.

Dificultad

Cuánta dificultad supone mantener una línea de pensamiento en una sociedad que pierde su capacidad de razonamiento.

Gracias a Juan Salvador Gaviota

Al pensar en la vida, sueño.

A cada momento que siento mi alma, cuando me concentro con mis pensamientos, sueño.

Cuando logro olvidar mi presente, cuando no acude a mi memoria el pasado, comienzo poco a poco a sentir esperanza. La ilusión de que llegará un día en que todo será diferente, vivir lo imposible, nacer en el espíritu para el espíritu, dejar rodar los sentimientos en un mundo de sentimientos, elevarte sobre el mundo y no ver oscuridad.

La luz alcanza todos los rincones, la gente nace alegre a la vida, vive con alegría, siente, vive, vive, siente, «¡Aleluya!». Todo lo anterior queda atrás. La vida nos ofrece un nuevo horizonte e iniciamos el camino con una nueva fuerza. La fuerza de la vida misma. Todos unidos hemos superado a una generación, a nuestros propios complejos. El trabajo ya es un nuevo trabajo, la belleza es una nueva belleza, el mundo es un nuevo mundo. 

Ha pasado el primer día; al atardecer, volvemos al hogar; es preciso descansar nuestro cuerpo; la jornada con toda su alegría agota nuestras energías vitales. Y llega el sueño, como un suceso natural, como algo alcanzado para disfrutar, algo merecido que nos hará recuperar la fuerza perdida.

Nace un nuevo día. El sol ilumina los campos una vez más, salimos de casa deseando ver a nuestros compañeros del mundo, ya que un nuevo día es una nueva vida.

Vuelve el vivir, renace el sentir, reparto amor porque me produce satisfacción, porque mi felicidad la compone cada objeto que me rodea, y tú eres de mi especie y vives a mi lado: la naturaleza nos rodea, la mayor obra de arte creada o nacida nos acoge, está aquí para disfrute de todos.

Una hembra de mi grupo aparece en mi vida, mi mirada se dirige a ella y todo el entorno pierde importancia, sólo la veo a ella, es natural, es bella y sonríe.

Me acerco, tomo su mano, comenzamos a andar, así, sin palabras. Algo nos inunda, pero no estamos solos, somos todo un mundo rodeado de naturaleza.

El sueño acaba con los últimos compases de la música, ha durado tres minutos.

Pueblo que sabes de todo…, pueblo que no sabes nada

La lección de aquel gran sabio que solo sabía de ciencias, pero sabía muchas ciencias; que de otros temas no hablaba porque los desconocía, que nunca había aprendido temas de mundología.

Existieron grandes hombres y cada uno avanzaba en saber y consecuencias en todos aquellos temas que más le complementaban. De esta forma se obtuvieron avances fundamentales, en las ciencias, en las letras, en las artes, en creencias… El mundo así progresaba a ritmo vertiginoso y las gentes se copiaban de aquellos que más sabían y dedicaban su tiempo a aquello que comprendían.

Pero el tiempo fue pasando y decidimos que todos debíamos saber de todo, y así, como era tan fácil hablar sin conocimiento, en las reuniones sociales de cualquier categoría, hablábamos todo aquello que nos habían informado y con tal seguridad que parecíamos ser enviados por la verdad.

Nuestros libros de consulta eran los simples diarios, la radio y en muchos casos el magno «telediario».

Y puestas así las cosas, al saber de una noticia que quizás era mal dada, incompleta o deformada, como el raciocinio propio se nos había atrofiado, sacábamos consecuencias que nos habían programado.

Esperamos que sean buenos los medios de información, que sabiendo del dominio sobre nuestras pobres mentes no nos lancen al abismo, a muertes incongruentes o acciones descabelladas y sepan dejarnos ver la verdad de la razón.

Dios no es el que yo soñé

Hoy al fin he comprendido, mi Dios no puede existir. Durante años he luchado por no dejarme vencer, los datos eran muy claros y no quería creer, pero si existe algún ser no es el Dios de mi vivir.

¿Qué bondadoso es mi Dios, que cuando tengo una pena no me atrevo a dar la queja…, por si me castiga Dios?

¿Qué justicia hay en mi Dios, unos humanos «tirando», otros hombres mendigando…, y repartiéndolo Dios?

Cien niños van de excursión, no conocen aún el mundo. Cuando se siegan sus vidas me esfuerzo por comprender, y no puedo, aunque deseo, los motivos de mi Dios.

Buen creador es mi Dios, que puso en mí un cuerpo enfermo, que me dio un alma penando y siempre espero el adiós.

Qué poderoso es mi Dios, que puede mover los mares, asolar todos los pueblos…, y sólo arrasa uno o dos.

Los ciegos de nacimiento, tullidos y subnormales que sólo hacían que nacer… ¿es que pagan por sus padres?, ¿eso es castigo de Dios?, ¿ésa es la furia de Dios?

Cuando castigo a mis hijos lo hago con tanto cariño que no pasa por mi mente el causarles sufrimiento. ¿Y yo soy hijo de Dios?, ¿soy semejante a mi Dios?

El misterio

El Cielo por tantos añorado, el Infierno por nadie deseado, la Tierra por todos conseguida. Cielo, Infierno y Tierra orientados sin nosotros saberlo por el magno caudal de nuestra mente.

Hombre y animales

A.-Había en un bosque diez leones que dominaban un territorio y se alimentaban con los demás animales que habitaban allí.

B.-Había en un pueblo diez ricos que dominaban el lugar y se alimentaban de lo que los otros seres producían.

A.-En el bosque, había además cien tigres que sabían convivir con los leones y compartían la caza con ellos.

B.-En el pueblo, había además cien adinerados que hacían producir a las gentes y guardaban pleitesía a los ricos.

A.-Los demás animales del bosque, se apareaban, parían crías y de este modo estaba garantizado el alimento de los leones.

B.-Las gentes del pueblo, trabajaban, producían y subsistían, garantizando la riqueza a los amos.

Al despertar un nuevo día, había ocurrido un gran suceso.

A.-En el bosque, los tigres se habían multiplicado y los demás animales producían menos crías para alimentar a los leones.

B.-En el pueblo los adinerados se habían multiplicado y las gentes cada vez producían menos.

A.-Los leones se reunieron en asamblea y decidieron que había que animar a los demás animales a producir, por lo que dejaron de matarlos una temporada y se dedicaron a matar tigres, que estaban acaparando demasiada caza.

B.-Los ricos se reunieron y decidieron que había que animar al pueblo para que produjera más, y que había que eliminar a los adinerados, que acaparaban mucha producción.

A.-Y los leones siguieron comiendo, y los tigres fueron exterminados, y los demás animales siguieron pariendo.

B.-Y los ricos hicieron una gran torre de mando, y los adinerados desaparecieron, y el pueblo comenzó a producir de nuevo, pensando que estaban en una democracia socialista. 

Nacer cada día

Cómo podré encontrar mi identidad si voy cambiando un poco día a día. Mi existencia de hoy no será la de mañana, porque esta noche al dormirme morirá parte de mí y al despertar la mañana el nuevo ente vivirá con sus nuevos horizontes.

Para entender este suceso voy a dividir mi vida en grandes etapas:

Mis primeros once años, que ni siquiera recuerdo, sé que era mal estudiante, caprichoso y muy travieso.

De los doce a los dieciocho, mi sufrimiento infantil, la úlcera, los complejos, el disfrute de saberme arropado por mis padres y los problemas que hoy no sabría comprender.

De aquel joven ya no quedan ni rasgos elementales. Sentimientos, ideales o valores de su vida ya no son ni semejantes.

Así sucesivamente, primero llegó el amor, después las grandes empresas, mis hijos, y en mi modestia el éxito personal.

Cada una de estas etapas tuvo sus valoraciones ya que cada ser sentía distintas motivaciones.

Y comenzó mi declive con sólo veintiséis años. Primero perdí salud, casi pierdo a mi mujer, después me vino la ruina, económica y moral, comencé a sentir deseos de no seguir mi labor.

Llegados los treinta y uno volvió la tranquilidad, y este lapsus de mi vida me inició en el pensamiento, en el buscar las razones y vivir viendo la luz.

Y ahora a los treinta y siete vuelvo a sentirme golpeado por esa vida que busco sin encontrar el porqué.

Y si en cada día que vivo varían los seres que quiero, cambia mi entorno social, se tornan mis ilusiones, mis ideas, el bien y el mal, no tengo la menor duda, ni soy el hombre de ayer ni mañana seré yo.

Del Amor 

Amor, por tantos anhelado. Amor, por muchos engañado. Amor, por pocos conseguido.

¿Qué tendrá el amor, que si lo esperas no llega, si lo tienes no lo aprecias y si lo pierdes te apena?

¿Qué tendrá el amor, que al nacer te desorienta, al crecer te va cegando y al morir tanto te apena?

¿Qué tendrá el amor, que el sentirlo cada día te hace olvidar que lo sientes y al faltarte un solo instante quiebra todos tus sentidos?, ¿qué tendrá el amor?

Si te crees con derechos, si confías en mandar, si no sufres cuando sufre, si no sientes cuando siente, si después de la pasión das la espalda a tu pareja, si tienes más de un cariño y crees bien repartirlo o si sin ofuscación eres capaz de dañarlo…

…es que no sientes amor.

Si te oprime el corazón en los primeros contactos, si por mucho que te esfuerces no eres capaz de explicarlo, si no serías capaz de hablar a nadie mal de él, o si en tu querer no influye lo que el otro a ti te quiera…

…eso es parte del amor.

Y si darías la vida porque la necesitase…

…tú si que sientes amor.

Deseo

Qué dichoso el que ha sentido amor, «elegido de la naturaleza», desdichado de aquel que en el deseo engaña a su propio corazón.

Un encuentro de amor

Mi primer contacto fue tan sólo con la mirada.

De entre todas, verla a ella, me hizo sentir algo extraño. Nuestras primeras palabras fueron algo recortadas, pero nuestra despedida, ya fue pensando en mañana.

La noche me la pasé pensando ¿qué yo sentía?

Y ya despuntando el alba pensaba si me quería.

Luego, al verla nuevamente, vi la respuesta en sus ojos, después todo fue muy fácil, sin apuros, sin enojos.

A partir de ese momento hubo un cambio en mi presente, pues no podía entender ni un instante de mi vida sin estar ella latente.

Varió también el futuro, porque ya todos mis sueños, tenían como personaje a ese amor, aún inmaduro.

Y toda mi vida de antes, pareció que se perdía, porque en mi entender de entonces, había estado vacía.

Tus besos

Tus besos, suave caricia a veces imperceptible.

Antes de sentirlos, su deseo albergaba mi corazón de forma apasionada.

Esperando, no sé qué maravilla,

imaginando mil y una sensaciones nuevas.

Después, al unir con dulzura mis labios a los tuyos,

el placer se presentaba como un dulce soplo,

no era inicio o causante de pasiones otras.

Del amor

A lo largo de la vida, los sentimientos van viéndose afectados por infinidad de situaciones que nos distorsionan la opinión sobre su pureza y profundidad.

De este modo, la soledad, la represión sexual, los complejos o la falta de libertad en el seno familiar suelen actuar de catalizadores del deseo de sentir amor.

La frustración, los pensamientos heredados y la inseguridad son productores de un egoísmo amoroso que se traduce en los celos y el desamor.

La necesidad, el egoísmo e incluso la admiración, inducen por lo general al individuo a engañar conscientemente sobre sus sentimientos, y otras a mostrar valores atractivos que en realidad no son componentes de su carácter. Todo ello, en el deseo de conseguir el amor de otro ser. 

En este gran maremágnum, en esa conjunción de sentimientos encontrados, es normal que se produzcan gran cantidad de catástrofes sentimentales.

Prácticamente todas las situaciones expresadas anteriormente conducen inapelablemente a la separación, física o sentimental, aunque en unos casos es fugaz y sólo dura hasta la primera relación carnal y en otros casos se mantiene hasta que se convive durante una temporada.

Para llegar al amor, si es que éste se nos presenta, sólo es válido el amor, pero el amor hacia el otro y no el querer para ti. Sólo es válido entregarte, pero desnudando tu alma, sin dejar para después aquello que te avergüenza.

Y quizás de esta manera, si es que el otro a ti te quiere, el amor te hará feliz.

Pero escucha mi consejo, no juegues con el amor, porque puedes ser feliz como nunca imaginaste, pero puede revolverse y entonces tu sufrimiento será de igual magnitud.

La continuación del amor

El tiempo va poco a poco apaciguando el fuego ardiente. Pero en el rescoldo, que siempre queda vivo, resta suficiente calor para disfrutar tus sensaciones todas.

Viniendo de otro lado, con el tiempo, el cariño se torna grande y grande, y uniéndose a las brasas pasionales, al problema tantas veces compartido y al amor que profesas dividido, por los hijos que la vida te haya dado.

Hacen que ya ese amor tan viejo se refuerce de forma verdadera, y la que un día sólo fue tu amiga, ya será de por vida compañera.

El amor engañado

¿Dices que su cuerpo es…?

¿Tú mandas y ella obedece…?

¿Aunque hablas poco con ella, salís juntos cada día?

Que si tanto os divertís en el cine y en el baile, ¿qué será cuando os caséis?

¿Ya conoces a sus padres y son gente de dinero?

¿Sueñas con que llegue el día, y más la noche de bodas?

¿Vives sólo y aburrido, con ella estarás servido?

¿Esforzándote estos meses, le has demostrado un vigor que la tiene subyugada?

¿Ella es, todo un encanto, su carácter es muy dulce y todo lo que le dices lo comprende sin enojos?

Amigo, «vaya carrera», por qué no paras un rato y comienzas a pensar.

Encontrarás cosas tristes que no quieres descubrir, pero salvarás tu vida que tanto te ha de importar.

El final de un amor

Quiero decir que siento amor, pero el alma se me encoge como a un niño.

Quiero decir lo que es amor, y a mis labios sólo llega la palabra amor, amor.

Amor, al sentirte dentro me afianzaba con mi fuerza.

Amor, al saberte en mí me hace sentirme débil.

Amor, soy feliz porque te siento todavía, pero según te vas mi alegría va tornándose amargura.

Gracias por haber vivido en mí, amor, amor.

Te tuve mucho tiempo y no sabía cuánto tu profundidad en mí influía. Cuando quería quererte te quería sin llegar a comprender el fondo del sentir que intervenía.

Hoy siento que te alejas de mi lado y aunque una parte queda de todo el sentimiento, la parte que se pierde me da pena.

Quizás un día vuelvas a mi lado, pero entonces aunque todo sea olvidado no tendré la pureza que ahora muere, no será claro y limpio como antes.

Me siento a comprender mis reacciones y pienso que yo todo era inconsciencia, por no entender cómo un sentimiento puede ser fundamento de una vida.

Al observar tus titubeos, cuando ya tu alejamiento es indudable, mi corazón deja correr el llanto, se desborda en lloro y sufrimiento como nunca imaginé que sucediera.

Si algo de bueno tiene este momento es el que como hoy por ti me he apenado, nunca jamás podré dolerme en tu recuerdo.

Mi amor era puro, egoísta y suicida:

Puro porque todo su conjunto era correcto.

Egoísta porque no podía con nadie compartirlo.

Y suicida porque sabe que al perderte morirá.

Adiós, amor.

De las cosas 

La mesa orgullosa

Un día al renovar mi casa tuve que cambiar las sillas y una que siempre chillaba al cumplir con su trabajo, a la mesa preguntaba qué cuantos años tenía.

La mesa le respondió: «ya paso de los cincuenta, ¿y tú, que tanto te quejas?».

«Yo soy muy joven aún, sólo tengo doce meses, y mi brillo no refleja mi cansancio y mi tristeza».

«Pobre silla, yo aunque te parezca anciana tengo sanas mis entrañas. Mi padre fue carpintero, mi madre de roble era y el día que me acabaron orgullosos se sentían».

«Vaya suerte, buena mesa». «A mí me crearon débil porque el molde de mis patas no se llenó de metal y mi cuerpo se chapó para ahorrar no sé qué cosas».

«No te aflijas, floja silla, tú tienes que soportar a las personas de ahora, que no van a valorarte porque ni ellas se valoran».

«Yo en cambio tengo mi historia, sobre mi tosco tablero han comido grandes hombres, que hacían de su trabajo la máxima de su vida y que sabían apreciar aquello que más valía».

«A mí, cuando ya no sirva, me tendrán que jubilar, mis patas al chatarrero y mi cuerpo…, nadie sabe a dónde irá».

«Pues el día en que yo arda, verás qué calor desprendo, produciré hasta el que guardo del mucho con que me hicieron».

Chuleria

Creían que le compraban, pensaban que le engañaban, pero no se daban cuenta, que estando tan por encima ni siquiera le alcanzaban.

Árbol o gigante

Árbol centenario, que no te conformaste con crecer hasta la cota por tus padres alcanzada.

Árbol sin igual, que querías ver más lejos que los otros y crecías y crecías sin parar.

Árbol solitario, que conseguiste de tu especie destacar y nadie se atrevió nunca a talarte.

Un día, la naturaleza, germinó de tu simiente en una loma que sobre tu soporte se elevaba, y de este modo en unos pocos años te viste superado por ese otro, que sin esfuerzo alguno su altura había alcanzado.

Pero sobre los vientos y huracanes, las especies no ejercen su mandato, y quién sabe si para hacer justicia, un día soplaron con toda su energía y fueron arrasando finos tallos.

Tú pudiste resistir el fuerte embate porque, tu tronco era madera muy prensada y cada año de tu dilatada vida, era un anillo que te daba fuerza.

Tu superioridad no era la altura, sino el vigor que dentro poseías.

La conciencia

La conciencia, elevado símbolo de la justicia a la que por mucho que trates de acallar, siempre te mantendrá vivos en el recuerdo aquellos hechos que nunca debiste realizar.

Mi primer domingo

La semana ha sido agotadora y al iniciarse este domingo mi mente está vagando por senderos abruptos.

La falta de tiempo ha ido excitando mis células nerviosas y me he visto obligado a desarrollar actividades profesionales en mis ratos de ocio.

Otros fines de semana no me importa aplazar el descanso y unirme a los miles de conductores que pueblan los caminos, pero hoy necesito dar una tregua a mi cerebro, reestructurar mis horas de descanso, para mañana poder incorporarme a mí trabajo a pleno rendimiento.

Es posible que este intervalo me ayude a encontrar el verdadero camino del descanso, aunque los primeros días tenga aún los nervios en desorden y logre incluso aburrirme. Algo me dicta que ésta es la fórmula adecuada.

No conduciré, no gastaré, no soportaré las largas caravanas, y como contrapartida, en este domingo, si me levanto tarde, aún me quedarán doce horas para hablar, jugar con mis hijos, comer tranquilo, pensar, oír música y acostarme temprano.

«Todo un programa».

Renuncia

Ego, ¿dónde estás?

¿Sabes exactamente las consecuencias de tu renuncia?

¿Crees que tendrás otra ocasión, o quizás otra vida donde poder morir sólo una vez y no acabar un poco día a día?,

¿donde mientras vives, vivas, sin usar de medias vidas?

Mi coche

Desde cumplidos quince años estuve pensando en ti. Cuando ya tuve el permiso fuiste mi superación. Sólo pensaba en qué hacer para poder conseguirte. Y mediado un bello día, endeudándome dos años, logré conseguirte al fin.

Nuestros primeros momentos fueron de satisfacción, yo me sentaba en tu seno y me sentía feliz, tú respondías mis deseos con eficacia y acción.

Pero el tiempo fue pasando, yo te dejé envejecer, y mi cuido ya no era lo que siempre debió ser.

Y nos fuimos alejando por culpa de mi quehacer: yo, del autobús al metro; tú, de taller en taller.

Y al final, lo irreparable, nos perdimos el respeto, y yo me marché con otro, te dejé con el tendero, aunque al poco me enteré que engañaron a un tercero.

Un día loco

Mi existencia la he pasado buscando de mí el porqué.

Muchas horas de mi vida gasté en ese menester, y parte de mi alegría se me fue en ese quehacer, sin saber a ciencia cierta, de todo esto el porqué.

Pero como estoy aquí, aún sin nada conocer, dejaré el razonamiento para años venideros y me dejaré llevar sin buscar complicaciones.

Cuando me aquejen problemas, si no sé ni por qué estoy ni a qué vengo, y además, para colmo he de morir.

Me echaré la carga al hombro y que el mundo continúe por donde haya de seguir, que yo aquí estoy pasajero y al final tierra he de ser (*).

(*) Este razonamiento no lo pude continuar más de dos días, no me hizo más feliz y por supuesto acabó definitivamente el día de la muerte de David.

Nube de verano

Fue tu nacimiento un enigmático capricho de la Naturaleza.

Débil aún fuiste arrastrada por el viento,

y dispuesta a vivir con realeza, tu blancura destacabas del azul intenso.

Al verte aparecer entre los cielos, el campesino recobraba la esperanza de que las aguas volvían a sus tierras.

Después, al comprobar tu soledad, soltaba maldiciones silenciosas tornando nuevamente a caminar.

Hasta que el Sol, agotando tu energía, regresaba a reinar sin sombra alguna.

El señor Sol

¿Qué tienes que nos hace respetarte?

A veces has dañado nuestras vidas,

en ocasiones destrozas las cosechas,

y cuando alguno te acompaña un día entero, le destrozas la piel y le maltratas.

Nadie ha podido a ti nunca acercarse y todos giran a tu alrededor.

Tememos que nos falte tu presencia,

agradecemos tu caricia y tu calor.

Cualquiera luz que el hombre produjese no sería comparable a tu fulgor.

Esperamos que por siempre, cada día, nos sigas enviando tu energía.

De mis mensajes 

1979.-Navidad en crisis

¿Qué celebran en diciembre los que no creen en Dios?

Recuerdan con añoranza épocas de su niñez.

Se conceden una pausa en los problemas diarios.

Reúnen a su familia por la que tanto han luchado…

Y realizan un extra en el comer y el beber. 

Quizás tú además celebres, que hace ahora muchos años nació un ser extraordinario que vino a morir por ti.

En cualquiera de los casos, es mi profundo deseo que llegues a comprender que lo duro de la vida forma parte de su encanto, que del conjunto que es bueno disfrutes su realidad y puedas ser muy feliz la próxima Navidad.

1980.-Navidad « = »

Cuando una crisis se prolonga en el tiempo se convierte en un elemento de desgaste del Ser Humano. La incomprensión de las situaciones absurdas que se repiten día a día va minando nuestra mente y puede llegar a dañarnos profundamente.

La impotencia, la desesperanza y la falta de futuro, nos conducen inapelablemente a un estado de profunda frustración.

Solamente en la reflexión con tu propio espíritu, concentrando los esfuerzos en tus problemas directos, podrás hallar lentamente un camino de esperanza. Cierra los ojos, tapa tus oídos, para ver si en el descanso del silencio, logras encontrar el camino que te lleve a vivir en paz.

ES MI DESEO EN ESTAS FECHAS QUE TENGAS FELICIDAD; ES MI PROFUNDA ESPERANZA QUE NO TE LOGREN CAMBIAR.

1981.-Navidad « = »

¿Acaso es que has olvidado lo que es sentir esperanza? Porque en los últimos tiempos no haces más que platicar, aunque con mucha razón de temas que te preocupan y no puedes resolver.

– La economía muy mal, la salud así así, los políticos fatal.

– La delincuencia te irrita, la corrupción te enfurece y la injusticia te enoja, e insistes día tras día en un funesto final. ¿No mereces por un tiempo postergar estas verdades y sentir felicidad?

Aunque el conjunto es penoso, tú aún conservas muchos dones y si razonas en ellos quizás encuentres el modo de que se logren salvar…

– Porque sabes lo que es merecer la libertad.

– Porque escoltas tus principios y cumples con tu labor.

– Porque tienes sentimientos y conservas tu bondad.

– Porque en un mundo de locos vives con honestidad.

Y porque esto vive en ti yo me honro con tu amistad, y como todos los años al acercarse estas fechas deseo que en unos días dirijas tus pensamientos hacia cosas positivas, sepas valorar aquello que merece perdurar y logres ser muy feliz el año que va a empezar. 

1982.-Navidad de dolor

Se acerca Navidad y tengo miedo…

Busco en el rescoldo de mi alma y entre pena, dolor y sufrimiento, no logro encontrar con qué palabras decirle a mis amigos que los quiero. Pero ellos se merecen mi recuerdo y no quiero faltarles a la cita.

La vida ya tan sólo amor me deja y siento la emoción de conservarlo.

-Que seas feliz con eso que posees.

-Que tengas lealtad con tu conciencia.

-Que encuentres el valor de lo pequeño.

-Que sigas avanzando día a día.

Y ten presente que mi mente alberga sólo deseos de bonanzas todas para ti que eres amigo y compañero.

En la Comunión de Elena

Qué bondadoso es tu Dios: primero te hizo mujer, después te dio una familia y ahora va a vivir en ti.

Buen padre has tenido en Dios, ha cuidado que a tu cuerpo no le falte el alimento, te ha concedido el perdón y ahora enriquece tu alma dándote la comunión.

A partir de este momento, el futuro que te espera, te corresponde elegir:

En tu Dios podrás vivir,

O sin El podrás morir. 

En la Comunión de David

Con el tiempo serás hombre,

eso es un gran compromiso.

Aunque te falten tus padres, tus amigos y familia, con quien siempre contarás en tus peores momentos, será el Dios al que hoy recibes.

Lo que diré… ¿…?

Hoy vas a hacerte partícipe de un gran dolor, según dicta tu creencia.

Hoy van a mostrarte su alegría y su felicidad la comunidad cristiana, porque te adentras más profundamente en ella.

Para mí, hoy continúa tu camino hacia la madurez y sólo espero el poder terminar mi trabajo contigo…,

…sólo deseo llegar a entregarte todo lo mío.

De mis artículos de prensa  

Ruego al lector que preste especial atención a las fechas en que fueron publicados 

No te equivoques conmigo, no soy hombre de «derechas»

Yo te defino ideales y tú sacas conclusiones: Respeto mucho la vida y me intriga su misterio. Pero sería incapaz de saber mi reacción si forzado por mi sino tuviera que asesinar.

La justicia me produce una gran tranquilidad y los que la representan me producían gran respeto cuando la hacían acatar.

Comprendo a los empresarios, aunque buenos quedan pocos creo que merecen la ayuda que nadie les proporciona. Me encanta que a los destinos les aportemos costumbres y que una norma moral dirija nuestras acciones, pero sin aberraciones.

Vivo, trabajo y aguanto los problemas de este mundo por defender a los míos, ¿cómo puedo valorar la institución familiar?

La enseñanza de mis hijos, colegio, amigos y padres; mientras yo sea su tutor los debo de elegir yo. Respeto a aquellos que forman parte de la historia de mi vida, quizá con la esperanza de que hagan lo mismo conmigo cuando muera.

Considero muy nefasto, quizá el peor de los males, el capitalismo cruel y es de los pocos motivos que me harían guerrear.

Me indignan esas estafas que luego pagamos todos. Sé del dinero que mueven sin aportar nada a Hacienda esos bancos que manejan los ahorros de su pueblo, y cuando se llevan todo o les salen mal las trampas se lo ceden al Estado. ¡Y el Estado somos todos! Es el colmo del desmadre. Es bonito que me dejen elegir mi religión, que sea libre de pensar.

Las empresas multinacionales son nefastas, ¿es que nadie comprende el grave cáncer que representan para nuestra sociedad?

Recomendaciones: mal. Pagar más los que más tienen: bien. Ganar más los que peor viven: bien. Depender del exterior: pero empleando la astucia. Las riquezas del país son una herencia de todos, no sólo de dos o tres. Y ya para terminar, el sexo: sin dañar su belleza y sentimiento.

La droga: empleando todo nuestro esfuerzo en acabar con los que la comercializan, pero ayudando y comprendiendo a los que caen en sus garras con igual fuerza.

40. Asesinos a sueldo

Madrid, 20 de Octubre de 1981

En mi más simple razón yo soy capaz de matar, aunque en mi ego más profundo sea un suceso imposible. Siempre sería el instinto, una pasión o un suceso irrefrenable lo que equivocadamente impulsase mi locura.

Lo que temo y no comprendo es la reacción de la masa que pierde el alma al juntarse, que parece que sus gritos ciegan todas las razones y comienzan a actuar como animales salvajes.

Pero más alucinante, imposible de creer, es la acción de todos ésos que asesinan por mandato, política o intereses; sin conocer a ese ser al que han de quitar la vida, pues quizás están matando a una parte de sí mismos, a un alma que en su interior sea gemela a la suya.

Entran así en el misterio de la vida y de la muerte y quitan el puesto a Dios, al Creador o a ese Ser del que nada conocemos.

Al actuar de este modo, sin elementos de juicio, puede ser que en el futuro se encuentren con consecuencias de magnitud infernal.

Por encima de la ley que impartamos los humanos, existen ciertos misterios dotados de inteligencia que no lograréis burlar.

Por ello yo os recomiendo: «PENSAD EN ELLO, ASESINOS».

39. Los diputados

Madrid, 18 de septiembre de 1981

Sr. Director:

Los pilares que sustentan la democracia son semejantes a aquellos soportes de cristal tallado que sólo trataban de mostrar su belleza, sin considerar en absoluto su resistencia, eran muy frágiles y el pueblo no los quería porque ya entendía de calidad de los materiales.

Los partidos políticos van a encontrarse con una moción de censura del pueblo, y esto va a ocurrir cuando las próximas elecciones las ganen los abstencionistas, será, si saben entenderlo, la repulsa del pueblo a las actuaciones políticas.

Porque el pueblo ya entiende y está preparado. Porque no le gusta que el Congreso se utilice para fines de promoción de personal o de grupo. Porque se entristece al ver quejarse a los diputados de que no se televisa un debate. Porque yo pienso que todos son culpables del envenenamiento si deciden indemnizar a las víctimas. Porque no se puede debatir un problema puntual como el del aceite de colza desnaturalizado y no entender su relación con otros muchos sucesos:

– Incendios y explosiones anuales en instalaciones de calefacción, por no estar revisados por la Inspección de Industria.

– Explosiones en hoteles e industrias por no tener las medidas de seguridad adecuadas.

– Accidentes de tráfico con miles de muertos producidos por camiones dedicados al servicio público o al transporte de mercancías peligrosas sin estar en las condiciones adecuadas.

Podría seguir porque en este país puede pasar de todo y, si no pasa, es porque en el fondo tenemos suerte, pero no voy a continuar.

Y si todo esto lo saben los señores diputados que plantean un debate sobre el conjunto y no sobre un problema puntual, porque si no lo hacen yo creo que es negligencia.

Y si no lo saben se les puede censurar la falta de información.

¿Pero se dan cuenta del precedente que crean al indemnizar un hecho de esta categoría, estando las cosas como están?

¿Pero se puede votar que alguien no es culpable y votar, a la vez, su obligación de indemnizar en una sentada?

Señores diputados, no, yo no estoy de acuerdo con Vds.

38. S. O. S. en vacío

Madrid, 26 de agosto de 1981

Sr. Director:

¿Cómo poder explicar lo que sucede en este país, quizás en el mundo, sin que se me tache de melodramático?

¿Cómo poder encontrar la inspiración suficiente para que mis pensamientos sean comprendidos, para que las demás personas tomen conciencia de la gran tragedia que se abate sobre nosotros?

Y si logro que me comprendan…

¿Qué podemos hacer para que esta situación no siga?

Podría hablar de estafas, de drogas, de economía, de paro, de producción, de terrorismo, de adulteraciones…, pero me voy a limitar a contar el suceso que me ha ocurrido el pasado sábado 22 de agosto.

Vivo en un primer piso con terraza a un patio de comunidad y en la madrugada del domingo escucho ruidos, me levanto de la cama y me asomo en silencio a la ventana. Un sujeto está tratando de abrir la puerta del piso ubicado bajo el mío mientras otro vigila.

Como me consta que mi vecina está de vacaciones, voy al teléfono y marco el 091, explico la situación y me contestan que he de llamar a la comisaría que me corresponde, insisto en que es urgente, ruego que si pueden ellos llamar directamente, cuelgo enfadado. 

Llamo a la comisaría…, comunica, insisto y cuento otra vez la historia, me dicen que espere, a los dos minutos me contesta otra voz y tengo que volver a repetir la historia, la comisaría está a tres minutos andando de mi casa, pero la voz me dice que no tiene coches disponibles, que no sabe si podrán venir, me hace la ficha y cuelgo enfurecido, enciendo las luces de mi casa, salgo a la terraza y comienzo a gritar. Los ladrones huyen, pero quizás sean los únicos que me han oído; ningún vecino asoma a ver qué pasa, al contrario, oigo cerrarse persianas. Me acuesto pensando si mañana habrá represalias y si las hay, ¿a quién podré llamar en mi ayuda? Por suerte ya ha pasado mañana y nadie, ni siquiera la policía, ha aparecido por mi casa. Vecinos, ¿quizás mañana vosotros…?

37. ¿Es lo bueno para mí, bueno para los demás?

Madrid, 14 de febrero de 1980

En el círculo social en que me muevo, tuvimos un día la mala suerte de que uno de los componentes probó un medicamento nuevo que le sanó su dolor de espalda. A partir de ese día la pastilla comenzó a hacerse famosa y a utilizarse para todo tipo de enfermedades; mi buen amigo te la recomendaba a todas horas, te leía el prospecto y terminabas probándola. Como es lógico a unos les sentó bien, a otros regular y a otros mal, puesto que cada fisiología era diferente.

La democracia y la federación de estados, inventadas hace varios siglos han tenido unos determinados resultados en Estados Unidos y otros diferentes en Alemania Occidental, aunque en este segundo caso una gran parte de los frutos obtenidos se debe al propio carácter del pueblo alemán y a su gran capacidad de trabajo.

En España hemos comenzado a implantar este sistema, y aunque la federación la hacemos al revés, o sea separando hasta el punto adecuado al proceso lo que actualmente está unido, los resultados, buenos o malos, ya comienzan a obtenerse.

En Sudamérica, el conseguir que todo el conjunto se mueva hacia el proceso que nos ocupa, está creando situaciones explosivas, y lo más probable es que la democracia se cobre una cuantiosa factura de sangre y violencia.

Pero donde se pierde el ciudadano medio es al llegar con este razonamiento a los países árabes. Nos imaginamos un país con vastas extensiones de desierto, con gran parte de la población distribuida en tribus nómadas y se nos ocurre pensar cómo serán allí esas votaciones de que habla la prensa, pero el colmo del asombro se produce al leer los problemas autonómicos que se le plantean a determinado presidente elegido democráticamente.

Yo lo que agradecería, si alguien lo sabe, es que me expliquen quién mueve todo esto y que me aclaren qué fines persiguen.

36. Lo que pueden comprender hasta los niños…

Madrid, 13 de febrero de 1980

Si explicamos a un niño cómo suben los precios de los alimentos en progresión geométrica o cómo cada día las familias somos más pobres, no solamente no lo pueden entender, sino que nos tendríamos que ampliar en consideraciones políticas y socioeconómicas que no es conveniente que conozcan a su edad.

Sería muy difícil para muchos explicarle las ventajas de un sistema democrático, la diferencia entre la calidad de los ministros no democráticos y los que sí lo son, o al menos ponerle ejemplos de gestiones que hacen ahora los altos ejecutivos del gobierno y que antes no se realizaban o se hacían peor.

Igualmente de complicado resultaría resaltarle las ventajas de un alcalde socialista sobre uno de un partido de centro o de derechas o aclararle como ejemplo de gestión socialista la subida de los transportes de los trabajadores en el porcentaje más alto de la historia.

Pero lo que entiende cualquier niño que sepa tantos por ciento, es que un día de huelga en una empresa que trabaja 200 días al año representa un 0,50%, y que si para discutir un 2 % arriba o abajo en un convenio colectivo, se pierde una media de diez días, se está perdiendo un 5 % del trabajo efectivo…

Y que eso lo hagan las empresas privadas, no tiene un sentido real, aunque empobrece al país más aún, pero que lo hagan las empresas públicas o paraestatales que juegan con nuestro dinero es francamente inadmisible.

41. Futuro Sr. Presidente

Madrid, 15 de febrero de 1981

El pueblo que Vd. va a gobernar vive muchos e importantes problemas que no le voy a enumerar porque están en la mente de todos, pero tiene uno en particular que, siendo quizás la raíz de todos los demás, casi nadie le dedica la importancia que merece, «ese grave mal que nos aqueja somos nosotros mismos».

Para conseguir que las gentes reduzcan sus vicios, produzcan más y consuman menos no se pueden emplear solamente buenas palabras, y no digamos, si lo que se precisa es hacer que se mueva el capital o conseguir disminuir el terrorismo y la delincuencia, para todo ello es preciso emplear medidas drásticas y muchas veces impopulares.

Al gobernar aplicando esta necesaria energía, se levantarán las voces de la oposición aduciendo que representan un retroceso en la tan manoseada democracia, pero este humilde ciudadano se permite aconsejarle que no caiga en la trampa y recuerde que el único elemento comparativo que tenemos de la actuación socialista, nos lo proporcionan los Ayuntamientos y no creo que nadie los pueda tachar de blandos: si hay un problema de aparcamiento, nos prohíben aparcar; si necesitan dinero, aumentan las presiones fiscales hasta límites nunca conocidos, y así sucesivamente.

En estos momentos la gran mayoría del país, unos conscientemente y otros por propio instinto, reconocen la absoluta necesidad de un gobierno duro, que logre hacernos volver al buen camino y sólo aplicando fuertes medidas correctoras se conseguirá quizás que no nos precipitemos en una situación irreversible.

Deseo para Vd. y para mi pueblo lo mejor, atentamente.

35. Cuando se pierde el respeto…

Madrid, 11 de febrero de 1980

En estos días que nos ha tocado vivir, se han puesto de moda los asaltos a las embajadas y las gentes se preguntan extrañadas si se ha perdido el respeto a las misiones diplomáticas y lo que éstas significan, reflexionemos:

Si se ha perdido el respeto al trabajo, o al menos eso parece desprenderse al ver que los empresarios no emprenden, los trabajadores no trabajan, los capitalistas esconden sus capitales y en el paro ponen al alcance de cualquier listillo el timarnos a todos.

Si se ha perdido el respeto a la ley, pues te roban y no sabes si sirve de algo denunciar el hecho, se cometen mil y un hechos fraudulentos a todos los niveles y quedan en la sombra e incluso son asesinados los representantes de la ley, día a día impunemente.

Si se ha perdido el respeto a la moral y buenas costumbres, pues son motivaciones pasadas de moda. Si se terminara perdiendo el respeto a la vida y a todas esas cosas que siempre han fundamentado la diferencia del hombre con el animal.

¿Cómo íbamos a pensar que iban a quedar incorruptos los sentimientos hacia los políticos y sus sedes en otros países?, ¿cómo podían ellos esperar que no se volviese en su contra este estado de cosas?, no seamos ilusos, pasa lo que tiene que pasar.

34. Raíces

Madrid, 15 de noviembre de 1978

¡Si algún país europeo viniese a comprar a España…!; le bastaría caminar por nuestras tierras o visitar nuestros castillos para comprender que estaba adquiriendo una parcela más de su propia historia; en la transacción participarían también sus sentimientos más nobles.

¡Si algún magnate africano quisiera comprar España…!; le llevaríamos a Granada, Sevilla o Córdoba y le veríamos emocionarse en el recuerdo de epopeyas vividas por sus antepasados, quizás podría pensar que entre las gentes de hoy, aún se conservará algo de su propia sangre.

Si la reluciente idea viniese de Ibero América, no se podría hablar de venta. ¿Desde cuándo un hijo puede comprar a su madre…, patria?

Es por todas esas cosas, que entre la gente del pueblo que componen las Naciones, nuestra España con su historia, tiene amigos con raíces. Porque los otros amigos, que por tener corta historia son amigos más modernos, como amigos los desea, pero no como los jefes que dirigen sus acciones.

Para poder resumir, lo que el pueblo no desea en ninguno de los casos, si es que aún tiene remedio, es que España esté a la venta, pero aún sería peor que el comprador mencionado viniera con su dinero y no tuviese raíces.

33. La amnistía mental

Madrid, 15 de noviembre de 1978

Amnistía para los presos políticos, gritaban las gentes en su día, porque era justo olvidar rencores y situaciones pasadas.

Amnistía para los presos comunes, pedía el pueblo, porque muchas situaciones de criminalidad habían sido producidas por el estatus social anterior.

Amnistía fiscal, para que podamos iniciar una nueva andadura, sin temores a ser veraces sin haberlo sido ayer.

Día a día vemos a todos esos periodistas que se dedican a escarbar en la vida de los que en el régimen anterior fueron poderosos, que no respetan a vivos o muertos, no comprueban verdad o mentira, solamente sacan a la luz todo lo sucio y todo lo malo que ha pasado y que muchos hemos sufrido, sin dejarnos que la paz y el perdón se vaya apoderando de nuestras mentes.

A ellos los pregunto: ¿por qué no amnistían el pasado y comienzan a ver todo lo bueno del presente? ¿O es que no ven nada bueno en el presente?

32. Una oposición agradecida

Madrid, 15 de noviembre de 1978

Si hace tres años me hubieran dicho que D. Santiago Carrillo, por poner un ejemplo, iba a estar donde está, haciendo las cosas que hace y viviendo como vive, me hubiera dado un ataque de risa o hubiera llamado idiota a mi interlocutor.

Pensando en mis ideas de hoy, comprendo que mi capacidad de reacción es brutal, todo mi ser se adapta a cualquier cambio a ritmo vertiginoso, y continúo viviendo como si tal cosa.

Si yo me viera forzado a vivir en la clandestinidad muchos años y finalmente gracias a «Un determinado grupo», pudiera volver a mi patria, establecerme en ella cómodamente, organizar nuevamente mi grupo ideológico, etc., etc.; le estaría eternamente agradecido a «Ese determinado grupo». Pues dice un dicho popular que el que no es agradecido no es bien nacido. 

31. Un terreno abonado

Madrid, 15 de noviembre de 1978

La gran mayoría de ciudadanos que componemos la comunidad española somos conscientes de los graves problemas que nos aquejan, sentimos preocupación por el futuro y un gran deseo de que las cosas se arreglen.

Por otro lado, el pueblo lleva muchos años dando su voto de confianza a todas las propuestas que le ofrece el gobernante, véanse referéndum o consultas populares.

En estas condiciones, el gobierno tiene el terreno abonado para solicitar al pueblo aquellos sacrificios temporales que nos lleven a recuperar la estabilidad social y económica, y, una vez aceptados estos sacrificios por la mayoría y siguiendo la primera base de la democracia, debe tener la firmeza para obligar a cumplir los pactos a los disidentes.

El gobierno sabe ya lo que el pueblo espera de él. ¿Por qué no pide el gobierno al pueblo lo que necesita del pueblo?, pero claramente, sin discursos políticos ni verdades ocultas, dictando las normas a seguir para que todos nos sintamos útiles, sabiendo que somos muchos millones de seres esperando instrucciones.

¿O es que hagamos lo que hagamos la cosa no tiene arreglo?

30. ¿Crisis económica o crisis moral?

Madrid, 20 de octubre de 1978

Hace unos días me comentaba un amigo europeo la vida que él lleva en su país. Hablábamos de su trabajo, sus jornadas laborales y la dedicación de sus horas de ocio.

Como acababa de llegar a España, aún no había tenido tiempo de formarse un criterio sobre nuestra sociedad y yo me brindé a acompañarle durante un día por mi ciudad.

Por la mañana, según caminábamos por las calles, me preguntó al pasar por una obra, que si estaban en huelga de baja producción; yo le contesté que no, que eso era lo normal.

Le invité después a visitar unas oficinas y a su pregunta sobre si era la hora del bocadillo; le dije que no, que la charla entre los empleados era constante a lo largo de la jornada.

A la hora del aperitivo, fuimos a tomar un vermú y me preguntó que si estábamos en el barrio de la juerga; le contesté que en nuestra ciudad todos los barrios tienen esa gran densidad de bares y que a esa hora siempre se llenan.

Fuimos a comer a un restaurante y tuvimos que esperar una hora para conseguir mesa; antes de que me preguntase, le expliqué que es mucha la gente que hace uso de ese servicio en nuestro país.

Después de comer, salimos nuevamente a continuar nuestra andadura; su consulta ahora era sobre la cantidad de gente que había constantemente en las calles; a su pregunta de si toda esa gente no trabajaba, no le supe contestar.

Al cine no le pude llevar porque estaban todos llenos y, finalmente, tomamos un taxi y tardamos casi dos horas en atravesar la ciudad; me explicó que en su país, como importan el petróleo, no podían hacer el gasto tan brutal de energía que nosotros realizábamos.

Después compramos el periódico, y al leer que nuestro país está en crisis económica, me hizo que se lo tradujese a su idioma, pues creía que no lo había sabido entender.

29. Listos y listillos

Madrid, 22 de septiembre de 1978

Durante muchos años, en este país hemos podido sufrir cómo cuatro listos se enteraban de las subidas de precios con la suficiente antelación como para acopiar grandes cantidades del producto afectado y obtener pingües beneficios.

En los tiempos actuales, con eso de la democracia podemos, al fin, leer hace pocos días una noticia con la suficiente antelación, que dice: «La cosecha de café en Cuba, prácticamente arruinada. Se esperan subidas para la próxima campaña».

Entonces, el nuevo listillo va y se infla a comprar café. A los cuatro días, el café baja un 10 % y resulta que los listos de antes han podido vender, en mejores condiciones, los excedentes que guardaban.

Los listos seguirán siendo los mismos, pobres listillos, ¿qué os creíais?

27. ¿Sabemos a dónde vamos?

Madrid, 22 de septiembre de 1978

El otro día vi una manifestación en un reportaje gráfico. Me precio de no ser político y consecuentemente mi visión de determinados hechos no está influenciada por ideologías ajenas a mi ego.

En las primeras filas se podían observar varias pancartas que hablaban de obreros en lucha contra los empresarios, etc. En otras pancartas se pedían puestos de trabajo y otros etcéteras.

Yo me pregunto si lo que pedían era… que les dieran un trabajo en un Ministerio.

28. La torovisión.

Madrid, 22 de septiembre de 1978

Felicitémonos, la fiesta nacional, que por algo es «fiesta» y «nacional» (con permiso de las nuevas nacionalidades, autonomías y otros países), aparece casi a diario en la pequeña pantalla.

Mientras millones de ciudadanos, aprovechan para beber agua o ir al servicio, el locutor nos cuenta las orejas que se han cortado en Chinchorreta de los Nardos y otros pueblos.

Mientras tanto, la Sociedad de Fomento y Cría Caballar y mil deportes más, esperan ansiosos que el pueblo se entere que aún se practican, y de que aún quedan caballos.

26. Una Constitución muy superficial

Madrid, 10 de mayo de 1978

La dificultad de mantener un tipo determinado de sociedad, es una pequeña parcela del magno problema que entraña la vida misma.

Ante un determinado trabajo o pensamiento, siempre surgen detractores que atacan el tema porque no ha sido desarrollado considerando todos los elementos que en él intervienen. Así, cuando oímos hablar al Sr. Fraga de los garbanzos, al Sr. González de la injusticia social o al Sr. Pérez de la crisis del empresario, observamos que todos ellos tienen «su razón», pero que es susceptible de variación porque giramos en todo momento en el entorno superficial de la vida.

Quizás si reuniéramos en un largo coloquio a una gran masa de hombres de las más diversas ideologías y supiéramos hacerles profundizar en la raíz misma de su ser, observaríamos cómo iban unificando criterios hasta llegar a la total identificación de sus ideas; ellos mismos serían los primeros sorprendidos al comprender que sus instintos más profundos eran iguales a los de sus rivales políticos. En cualquier caso, esta hipótesis sería imposible de realizar por falta de «moderador» adecuado.

En fechas próximas, los españoles tendremos la Constitución del 78; podríamos encontrar cientos de rectificaciones válidas, vistas todas ellas desde nuestro prisma personal y con argumentos válidos, por supuesto, para todos aquellos que piensan como nosotros, pero todos ellos no darían profundidad a ese reglamento de régimen interior para la convivencia social.

La Constitución es superficial porque nuestra vida es superficial. En estas condiciones, no pensemos que es la solución a todos nuestros problemas, no esperemos que vaya a salvar nuestra economía ni a producirnos mayor felicidad.

– Nuestra economía la deberemos arreglar con nuestro trabajo y esfuerzo común.

– Nuestro trabajo lo deberemos ganar volviendo a ser más profesionales en todas las esferas…

Y nuestra felicidad, debemos seguirla buscando profundizando en nuestras vidas… «A ver si la encontramos».

25. …Y trajeron un cargamento de regalos

Madrid, 10 de enero de 1978

Antes de entrar en el presente artículo quiero aclarar mi postura como un hombre de este mundo que no tiene un duro:

1-No todos los conservadores son capitalistas.

2-Grandes masas de capital están en poder de los reformistas.

El cambio político en nuestro país ha traído infinidad de mejoras, son como regalos que se han ido repartiendo a unos y otros, así:

Gran cantidad de delincuentes asesinos tuvieron en la amnistía su temprano regalo.

Los ladrones y gente de mal vivir han visto mejoradas sus condiciones de trabajo, pues como dice el dicho popular que se va haciendo famoso: «para qué los vamos a denunciar si entran por una puerta y salen por otra».

Los homosexuales esperan de un momento a otro gran cantidad de obsequios sociales.

Los que se consideran con poder sobre la vida y la muerte, obtendrán pronto la legalización del aborto para poder «trabajar» más tranquilos.

Los que quieren incitaciones sexuales, ya pueden ir al kiosco más próximo, no encontrarán mejor surtido en toda Europa.

Mientras tanto…

Los que viven de su trabajo, ven disminuir los puestos laborales y aumentar día a día el paro.

Los que a lo largo de su vida han ido ahorrando acciones o dinero para tener su vejez más saneada, se encuentran en la ruina por maniobras económicas de altos vuelos.

Las fuerzas del orden y el ejército ven morir día a día a sus camaradas a manos asesinas.

Los que quieren vivir en paz, tienen miedo a salir por las noches hasta al cine.

¿Y los especuladores? ¿Y los estafadores?, no, ésos siguen igual porque no necesitan regalos.

Pero señores, que no nos quejamos de que se den regalos, sino por pura envidia al no recibirlos. 

23. ¡Pero señores!, ¿cómo hay que decirlo?

Madrid, 21 de septiembre de 1977

Sabemos:

Que la economía de nuestro país está al borde del abismo…

Que están cerrando empresas cada día…

Que aumenta el paro de forma súper preocupante…

Que estamos llegando, en suma, al límite de nuestra resistencia…

Leemos, oímos, vemos:

Que hay que forzar al capital para que vuelva a moverse.

Que hay que trabajar más.

Que hay que gastar menos.

Que hay que ahorrar petróleo.

Todo ello lo creemos, lo intuimos y muchos ya lo sufrimos. Pero, para que el contrasentido sea completo, no vemos a nadie, personas, partidos o gobierno que hagan nada para remediarlo. Ninguno hacemos lo que nos corresponde hacer.

¡Pero señores!, ¿cómo hay que decirlo?

22. El subdesarrollo espiritual

Madrid, 21 de septiembre de 1977

– Hablamos de mayorías…

Las rígidas normas de nuestros abuelos, unidas a la falta de cultura e información, producía en ellos un pobre desarrollo intelectual y su paso por la vida se realizaba sin graves neurosis.

Las vivencias de nuestros padres en su juventud y posterior entorno político-social, les ocasionó un miedo al poder, a la guerra y a tantas y tantas cosas, que su única meta fue criar a sus hijos y conseguir una posición económica lo más saneada posible.

Llegamos a las penúltimas generaciones… 

Con unos padres sin preparación, que no podían convencer ni defender ideas, que ni ellos mismos admitían en el fondo de su ser.

Con unos avances científicos y tecnológicos que rebasaban el poder de razonamiento normal, pero que había que admitirlos por ciertos.

Con una preparación dirigida exclusivamente a obtener mejores rendimientos económicos.

Adquiriendo cada uno los vicios del pequeño capitalista y como consecuencia integrándose al sistema.

Pero abandonando totalmente su mente, sin fortalecer los valores espirituales, sin tratar de comprender el motivo de su paso por este mundo.

Este conjunto, ha producido un confusionismo que nos hace a todos actuar de una forma irreflexiva.

El trabajo no nos proporciona ninguna satisfacción personal.

Los días de ocio no nos sirven para descargar nuestro cerebro de tensiones, para volver al trabajo tranquilos y descansados.

La familia no nos atrae, porque no nos complementa.

Algo dentro de nosotros, nos dice que esto no es vida. 

20. Los impuestos

Madrid, 25 de noviembre de 1981

Que todos tenemos que contribuir para mantener el costo de la sociedad es totalmente razonable.

Que las inversiones públicas tales como aeropuertos, carreteras, embalses y mil etcéteras más, se hayan realizado cuando los españoles no pagábamos impuestos directos parece que tiene su explicación ¿…?

Que los impuestos alcancen niveles que nos hagan pasar hambre comienza a ser indignante.

Pero tener a cientos y cientos de políticos a los que dar de comer es totalmente absurdo, y pagarles encima piso, chalet, coche y querida resulta totalmente inadmisible… si es que este caso se llega a producir.

19. Los que han terminado su trabajo

Madrid, 27 de agosto de 1977

Si logramos abstraemos dejando aparte los sistemas políticos y sus gentes…

…Si consideramos nuestra sociedad como un conjunto de seres…

De entre todas las cosas que han ocurrido en nuestra España en lo que va de siglo, hay dos sucesos que son irrefutables:

El primero de ellos es el esfuerzo de una parte de los españoles que han dedicado una media de 50 años a trabajar. Las realizaciones las tenemos todos a la vista y nos beneficiamos de muchas de ellas.

El segundo se refiere a las mejoras que ha ido obteniendo la clase trabajadora en cuanto a años de dedicación, jornadas laborales, sistema de trabajo, trato y tantas otras. La progresión en este sentido ha sido bastante reciente y continúa a gran ritmo.

Parece un contrasentido que las pensiones que perciben aquellos que han dedicado su vida a trabajar en pro de la comunidad, no guarden relación alguna con el esfuerzo realizado, pero lo que es absolutamente imperdonable, es que muchos de ellos no obtengan los ingresos mínimos para vivir.

Creo que este problema está en la mente de muchos y también son muchos los que prometen estudiarlo y solucionarlo.

Debemos recordar a esas personas, que cada día que tardan en hacer justicia, dejan de existir muchas personas defraudadas.

17. Sexo o debilidad mental.

Madrid, julio de 1977

Si pienso a primera vista en la intimidad entre dos hombres o mujeres, no lo comprendo, pero no lo encuentro mal como hecho en sí.

No comprenderlo para mí es fácil, porque en mi interior no existe ningún deseo de unirme a un tipo tan peludo como yo. Mi cerebro y mi naturaleza reaccionan ante una hembra bonita de forma muy diferente.

Considero que la naturaleza ha provisto a cada ser de un sexo que se complementa con el opuesto y por ello el seguir el proceso natural debe ser lo mejor para el mundo.

Si por diversas deformaciones arrastradas desde siglos, los humanos hemos ido adoptando la vida a «nuestra vida» es normal que encontremos muchas circunstancias lógicas, pero antinaturales, y por tanto perjudiciales para la humanidad.

Por ello, si debe de haber invertidos, que lo sean de forma normal, sin prejuicios ni complejos, porque quizás así, fortaleciendo su mente y su cerebro, alcanzarán el equilibrio natural.

18. El petróleo que quemamos

Madrid, julio de 1977

Cuando leo en las revistas especializadas que del petróleo se están obteniendo alimentos, pienso hasta dónde llegará la riqueza de ese líquido legado por la historia de nuestro mundo.

La obtención de carburantes, aceites, plásticos y ese sinfín de subproductos que culmina en los alimentos, me recuerda un poco la vuelta a la vida de épocas pasadas.

Según van mejorándose los rendimientos de los hidrocarburos y comprobando la infinita riqueza que puedan representar, menos comprendo el derroche que todos hacemos de los mismos, incluso endeudando las economías de nuestros países.

Viendo el consumo mundial de gasolina de cada día, se me ocurre pensar en lo que dirán de nosotros las generaciones venideras cuando no queden reservas.

15. Son los mismos, menos uno

Madrid, julio de 1977

Seamos sinceros, porque únicamente con la valentía necesaria para ser honestos con nuestras propias ideas alcanzaremos la difícil meta del equilibrio.

Los habitantes de este planeta van cambiando sus pensamientos con el paso del tiempo. Las necesidades de cada momento, la variación en los sistemas de vida y todo el entorno que nos rodea, influyen en la evolución de nuestros conceptos y prejuicios haciéndonos más modernos.

Yo mismo, por poner un ejemplo en el que esté suficientemente versado, he observado cómo muchas cosas que hace años no comprendía, hoy me parecen correctas y las encuentro más de acuerdo con mí propio ego.

El régimen del General Franco, como todo, también fue variando a lo largo de los años, pero era muy difícil que los avances fuesen todo lo amplios que hubiera sido de desear, fundamentalmente por la edad del Jefe del Estado.

¿Qué hubiera ocurrido si todos los que hoy tratan de realizar esos cambios, hubiesen aprovechado sus posiciones de entonces para expresar sus ideas tan claramente como lo hacen hoy?

Quizás se habrían obtenido paulatinamente todas aquellas cosas que ahora se acumulan por necesarias y nos producen esa psicosis de temor a lo desconocido.

16. Vicio o cobardía

Madrid, julio de 1977

Si con tu esfuerzo has ganado cien millones de pesetas y pierdes diez en el juego, has hecho una tontería, pero tiene solución y tu vida es sólo tuya.

Si gastas el sueldo de un mes en una noche de juerga, a la mañana siguiente cuidas tu cabeza y tu hígado, haces frente a tu situación con valentía y pasas un mes haciendo horas extras para que tus caprichos no influyan en la vida de los que «tú» has hecho que de ti dependan, ya sabrás cuándo te apetece volver a liarte.

Pero si el día de cobro te vas con los amigos a tomar unas copas, te cuesta «miles de pesetas» tocar los muslos a una y te despiertas sin recordar cómo llegaste a casa. No te reproches al recordarlo, no te llames sinvergüenza ni sufras por ti mismo, no te tengas lástima, que de eso ya se encargará todo el que te rodea…

…Serás un vicioso bebedor y mujeriego.

13. …Con el sudor de tu frente

Madrid, julio de 1977

Hoy he visitado, como la mayoría de los días, varias oficinas. Como era lunes, he tenido que esperar hasta las diez para que me recibiera el primer contacto. El personal de la empresa ha ido fichando en ese intervalo, comentaban que las caravanas de coches en los accesos a Madrid eran interminables.

Cuando por fin he pasado al despacho del jefe de personal, hemos comentado las subidas de precios… ¡esto no hay quien lo aguante! Después al pasar al tema de la reforma fiscal, varios empleados se han unido a la charla y todos coincidimos…, ¡aguantarán esto también! ¡será verdad!

A las doce se disolvía el grupo sin muchas esperanzas… ¡no se qué va a pasar! Yo me he alejado pensando cuántos representantes visitarán esa oficina esta semana.

«Mañana tengo programado ir a varios Ministerios».

14. Siempre hay parte buena y parte mala

Madrid, julio de 1977

PENSAMIENTO:

Dicen que todo lo anterior era malo, no estaba bien. Yo soy anterior, nací en el año 45 y no me veo tan mal.

EXPLICACIÓN AL PENSAMIENTO:

Dicen que las instituciones, el sistema económico, el sistema de vida, los directivos, los ricos y los pobres estaban mal o actuaban mal.

Yo soy producto de esa sociedad aunque de humilde cuna. Nací en ella, me eduqué en sus colegios, jugué en sus calles, me formé en sus universidades, me entretuve con sus diversiones, trabajé, me casé, tuve cuatro hijos y hasta formé una empresa y no vivía mal. Quizás vea las cosas así porque este año he tenido que cerrar.

12. Cabeza de ratón…

Madrid, julio de 1977

De todos los componentes de una promoción de cualquier carrera, unos hacen oposiciones, otros se emplean en una empresa privada, los más audaces, tratan de ser autosuficientes y establecer su propia empresa. La vida de esos personajes minoritarios se vuelve dura, deben aprender a base de fracasos, pero con un poco de suerte se transforman en ejecutivos.

Un día, después de mil tropiezos se sientan a meditar, piensan que viven en una sociedad de consumo, observan que dan dinero al grande y que mantienen al pequeño. Ven que el grande apoya al pequeño, que como consume de una forma desproporcionada, devuelve rápidamente lo que recibe.

Ellos siguen solos, son los únicos que pueden desarrollarse y competir con los grandes.

Como les gusta consumir, cierran, se vuelven pequeños y comienzan a vivir. 

11. La avaricia rompe el saco

Madrid, julio de 1977

Siempre me ha maravillado el ver a los grandes capitalistas del mundo, con sus vacaciones de invierno, sus yates, sus aviones particulares y un sinfín de elementos con los que dicen que es más fácil ser feliz.

Quizás partiendo de la base de que engrasando la máquina nos funcionase mejor, las aportaciones económicas de esos «elegidos» al mantenimiento y desarrollo de sus respectivos países son grandes, (gano seis, doy dos, gano ocho, doy tres…)

Como consecuencia de esa estabilidad, se garantizan la duración de su posición privilegiada durante un número mayor de años y observan a su alrededor algo más de tranquilidad.

Pensando en estas cosas, miro a mi alrededor y me viene a la memoria aquello de «la avaricia rompe el saco». 

9. …Y ganarás el pan…

Madrid, julio de 1977

¿Qué ocurriría si siguiendo experiencias de otros países se comenzase a emitir una «peseta nueva» cuyo valor fuese diez veces el de la actual?

¿Retornaría todo el capital de fuera para poder canjearlo por moneda de curso legal?

Es posible, que concediendo además una amnistía fiscal y delitos monetarios, muchos no se arriesgasen nuevamente a sacar el dinero del país.

Pero es que si además se conseguía que la disciplina volviese a las empresas y los rendimientos del trabajo retornasen a límites lógicos…

La gente tendría menos tiempo para gastar, más tiempo para pensar y España poco a poco volvería a manos de los españoles.

Y colorín colorado… podría concluir este artículo, pero quizás sea así de simple. 

10. Cada uno a «lo suyo»

Madrid, julio de 1977

Si partimos de la base de que los que custodian los presos no son los que han decidido su internamiento…

Hace días he leído en un diario de Madrid, las condiciones de vida de una prisión en España. Al principio me resultó sorprendente el que las celdas tengan calefacción, hilo musical, e incluso chocante la facilidad con que los delincuentes podían subirse a terrazas y tejados. Después, recapacitando sobre el tema, he llegado a la conclusión de que las personas que han llevado a efecto esas mejoras en los niveles de vida penitenciaria debían de conocer muy a fondo a los habitantes de las cárceles y que estos medios influían sin duda de forma favorable en el carácter de estos seres a la hora de reincorporarse a la sociedad.

Por ello, me duele el que todos, tratando de saber de todo, digan lo que se debe hacer en la reforma del régimen penitenciario.

Tenemos unos especialistas que llevan muchos años estudiando la psicología del delincuente, confiamos a cada uno en su especialidad y procuremos que en las cárceles sólo haya culpables, aunque ése es otro tema.

7. Afrontemos nuestra existencia

Madrid, julio de 1977

La neurosis de conjunto es una enfermedad de moda. Quizás surge de la imposibilidad del ser humano de enfrentarse consigo mismo.

Hace algunos años un porcentaje elevado de seres no tenía preparación suficiente para comprender la problemática de su vida, pasaba por este mundo sin enterarse siquiera de lo que era la democracia.

En la actualidad, muchos pueden dedicarse a pensar en sus horas libres, a recapacitar sobre las cosas que han hecho acordes con su conciencia y aquellas que se han visto forzados a desarrollar debido a las circunstancias. Este ejercicio mental es una descarga psicológica que tranquiliza el espíritu, pero tiene la contrapartida de entristecernos e incluso desesperarnos si no logramos afrontar la realidad de nuestra vida.

Por eso en las horas libres se llenan de coches los caminos de España, de hombres en las cafeterías, los cines y cuantos elementos están a nuestro alcance para hacernos más pasadera la vida. 

8. La historia se repite

Madrid, julio de 1977

Aquella niña de 14 años que comenzó a tener relaciones sexuales porque todas sus amigas hacía un año que la hablaban del tema, hizo lo mismo que sus compañeras, convenció a sus padres para que votasen la legalización del aborto.

La misma mujer a los veinte años, después de llevar casada seis meses votó a favor del divorcio, porque dos seres que no se complementan sexualmente no pueden convivir toda una vida.

Una amiga de su edad, casada igual que ella, quería tanto a su marido que no podía pensar siquiera en la separación, por lo que convenció a su cónyuge para pasar los fines de semana con otros matrimonios. Se resolvió el problema.

Es curioso que aquellas personas que se dedican a estudiar las reacciones particulares y de conjunto de una masa humana, no publiquen las estadísticas de estas situaciones.

Sería bueno que los historiadores nos refrescasen la memoria para observar que en este planeta la historia y sus consecuencias se repiten.

5. Educando a nuestros hijos

Madrid, julio de 1977

El mayor de mis hijos, que tiene ocho años, me preguntó en días pasados al ver una pareja de perros que no se podían separar después de haber realizado el acto para procrear: «papá, ¿por qué están así?». Yo, viendo aquella postura ridícula de los dos forcejeando para separar sus órganos genitales, me quedé sin saber qué responder; deseaba que acudieran a mi mente todos esos consejos que pregonan los educadores, pero mis ideas se agolpaban en mi cerebro y ninguna me parecía ser la contestación correcta. Primero le contesté «están jugando», pero en su cara vi la incredulidad que producía en él, una respuesta que quizás a mí me hubiera valido a su edad; comprendí la gran diferencia de preparación que existía entre dos épocas tan próximas, llegué a la conclusión de que nunca más mentiría a mis hijos y le contesté: «le ha metido la colita y no la puede sacar».

Después cuando sentí la tranquilidad del deber cumplido comprendí que hay muchas formas de decir la verdad y que todas ellas producen un gran descanso mental. 

6. Negocio y ruina del aborto

Madrid, julio de 1977

Después de un viaje a Londres; en el que curiosamente pude enterarme un poco del problema del aborto en España, se ha aumentado mi curiosidad por el tema y he leído las estadísticas y artículos que aparecen en casi todos los medios de información; pienso, por mi experiencia, que en una gran mayoría son ciertos.

He podido observar las consultas en el centro de Londres abarrotadas de españolas, llegadas a la gran ciudad por medio de vuelos charter o cualquier otro sistema de transporte

Después, en las clínicas especializadas, con grandes medios de comodidad y limpieza, se realiza la mini operación con muy pocas molestias para la paciente y una gran organización, como el negocio exige.

Al día siguiente las encuentras por Harley Street comprando recuerdos como otro turista cualquiera… y vuelta a España.

Pienso en los millones de pesetas que le cuesta al país este trasvase y no comprendo cómo es posible que en el siglo XX no se haya encontrado una solución al problema.

Como soy contrario a cualquier extremismo, no puedo considerar bueno o malo algo que unas veces puede estar justificado y otras no tiene posible razón de ser. No obstante, democráticamente hablando:

– Si la mayoría lo considera justo, que sea justo.

– Si la balanza se inclina a ver en ello ilegalidad, que se articulen las medidas para dificultar ese fin de semana en Londres.

Todo antes de gastarnos esos millones que nos son tan necesarios en los días que vivimos.

3. Hagamos lo que decimos

Madrid, julio de 1977

Los medios de comunicación han conseguido el milagro de que un gran porcentaje de españoles estemos informados de todo lo que ocurre a nuestro alrededor con una diferencia de muy pocas horas.

Este gran avance, es capaz incluso de actuar en nuestro carácter, de alegrarnos o entristecernos. Hay días que al ponernos al volante de nuestro vehículo observamos a nuestro alrededor una tensión especial, una irritabilidad más acusada; las conversaciones convergen en los mismos temas y curiosamente casi todos, teóricamente, estamos de acuerdo en lo fundamental.

Después llega la hora de actuar, de hacer realidad esas teorías y no hay forma humana de comprender los hechos que se suceden.

Sería tan difícil, que si todos estamos exponiendo nuestras ideas de una forma sincera, actuemos después siendo honestos con nuestros propios pensamientos.

Es un problema de dedicación de una parte de nuestro tiempo a pensar en nosotros mismos como hemos dicho otras veces. 

4. Los precios programados

Madrid, julio de 1977

A veces me pregunto si sería tan difícil programar las subidas de los precios con una cierta antelación. Como el problema es muy complejo, voy a establecer un proceso hipotético.

– Se devalúa la peseta y nos cuesta más el petróleo.

– Como el país debe tener suficiente stock entre refinerías, compras ya efectuadas y materia elaborada como para garantizar el suministro de seis meses el gobierno advierte que dentro de seis meses subirán los productos petrolíferos.

– Los fabricantes y servicios que emplean dichos productos establecen en el mes siguiente la repercusión que el citado incremento va a representar en el precio de costo.

– Los distribuidores e instaladores preparan sus ofertas con arreglo a los precios de materiales estimados.

Y como consecuencia el ciudadano que piensa comprarse un coche o va a aceptar un trabajo lejos de su domicilio o ha previsto sus inversiones de cualquier tipo, no se encuentra con la desagradable sorpresa de que ha arruinado repentinamente su economía.

2. La emigración a la española

Madrid, julio de 1977

La emigración de trabajadores se enfoca, generalmente, de dos formas muy diferenciadas entre sí.

Hay países que exportan mano de obra, los obreros ocupan puestos laborantes y producen a su país de origen un respiro en el problema del paro y un ingreso de divisas sustancioso.

Otras naciones, pensando quizás en un beneficio a más largo plazo, favorecen y ayudan a directivos y ejecutivos para que se introduzcan en empresas del exterior. Desde estos puestos, potencian las compras a su país, y como consecuencia, amén de los ingresos de divisas, amplían la necesidad de puestos de trabajo en el mismo.

Por cierto, hay otro caso, es el de aquellos emigrantes que se marchan «por su cuenta y riesgo», pasan muchas privaciones hasta conseguir el triunfo, y cuando lo alcanzan, no se consideran obligados a colaborar en el desarrollo de quien en nada les ha ayudado. 

1. La familia en crisis

Madrid, julio de 1977

Cuando a veces leo comentarios sobre la familia en crisis, siento un gran desasosiego.

Como normalmente, todo aquello que me intranquiliza tiene un fondo que afecta a mi subconsciente, me doy cuenta que en efecto yo padezco alguno de los problemas a que se refieren esos artículos, pero con el agravante de que no conozco otro sistema mejor de pasar por este mundo.

Soy de naturaleza confiado, y si alguien me presentase un sistema de vida, probado en un porcentaje elevado de personas, que resultase más beneficioso para mi existencia o la de mis hijos, lo adoptaría con todas sus consecuencias. 

Lo que no puedo hacer, porque una sola vida no da para tanto, es ir probando formas de vida y dejando restos de personas rotas, hasta encontrar ese sumun que me satisfaga.

Después me enfrento conmigo mismo, pienso en la parte buena de mi esposa, de mis padres, del resto de mi familia, comprendo lo mucho que necesito a mis hijos y vuelvo a ser feliz.

21. El gran engaño

Madrid, 15 de septiembre de 1977

El sumun del engaño se produce cuando los que engañan lo hacen porque a su vez han sido engañados.

El macrocapital, apatrida e insaciable, se desarrolla en todos los países y posee medios suficientes para programar las relaciones de un conjunto o dirigir sus pensamientos por unos cauces prefijados.

Desde hace varios años, ese ente a que nos referimos, busca ansiosamente solución a tres problemas que le afectan en sus ingresos, y son:

1.-La falta de producción, debida a los bajos rendimientos en el trabajo.

2.-La mediana empresa, como competidor independiente.

3.-El capitalista medio, que se ha multiplicado hasta niveles preocupantes.

El punto primero se puede remediar llevando la situación económica del obrero a un punto de «extrema necesidad»; el hambre puede producir milagros.

Hundir a la mediana empresa es factible, siempre que se tenga al obrero mentalizado contra el empresario y paralizando las inversiones una temporada, ya que estos elementos se suman a las múltiples medidas ya tomadas durante los últimos años.

Por último, si el capitalista medio, se le encarece la vida y se incrementan los impuestos, vuelve a ser persona laborante en poco tiempo.

Llevar a buen término todo lo anterior, sin que se descubra el juego, obliga a mantener entretenidas las mentes del pueblo, ofreciéndoles cosas que han estado añorando muchos años.

¡Pero, señores!, que ofrecernos los derechos humanos como un regalo no nos vale. La democracia, la religión, el aborto, el destape o la libertad de expresión, no cubre nuestras necesidades más inmediatas, ni dan de comer a nuestros hijos. Deseamos la libertad, pero si nos la van a cobrar, que nos informen primero a qué precio.

No es casualidad que todo haya comenzado a caer, cuando se han incrementado los tres problemas del macrocapital en nuestro país, cuando en España se estaba empezando a ver un nivel de vida mejor.

Seguimos siendo el mismo pueblo y las mismas tierras, con una tecnología suficientemente avanzada, como para arrastrar problemas temporalmente, pero nunca quiebra o hambre a poco que nos esforcemos.

Cerremos nuestros ojos, tapemos nuestros oídos, a ver si en el descanso del silencio logramos entender «el gran engaño». 

0. La energía y la paz

Madrid, noviembre de 1973

Érase una vez una manada de caballos salvajes:

El más valiente, el más poderoso, el más inteligente… el mejor mandaba en la manada.

Cuando moría el jefe de la manada: El más valiente, el más poderoso, el más inteligente… el mejor mandaba en la manada.

Y los caballos nacían, vivían y morían.

Había una vez un mundo en el que vivían reyes y pueblos. Cada rey gobernaba a su pueblo, y el pueblo le respetaba y le obedecía.

Cuando un rey creía necesaria para su pueblo una guerra, el pueblo luchaba por respeto y obediencia a su rey.

Y los pueblos nacían, vivían y morían.

Los hijos de los reyes, y los hijos de estos reyes, aprendieron de sus padres, y fueron bondadosos y dejaron que sus pueblos aprendiesen.

Y los pueblos fueron creciendo, luchando y aprendiendo.

Hubo después unos jefes que mandaban en los pueblos.

Y vieron que los pueblos sabían, y tenían sentimientos, y tenían ideales.

Y pensaron que los pueblos no era bueno que luchasen sólo por respeto. Cuando los jefes creían que era necesaria una guerra, el pueblo luchaba por obediencia, por sus sentimientos y por sus ideales.

Y los pueblos crecían, aprendían, pensaban y morían.

Los que sucedieron a estos jefes, vieron que los pueblos sentían menos, sabían más y se habían creado muchas necesidades para vivir.

Y vieron que sus pueblos no querían luchar por defender sus sentimientos y sus ideales. Cuando los sucesores creyeron que era necesaria una guerra, los pueblos lucharon por mantener las necesidades que se habían creado para vivir.

Y la necesidad de la guerra se puede fabricar e introducir en las mentes de los pueblos.

Y la lucha comienza cuando ya el pueblo está convencido de la necesidad de la guerra.

Y la guerra termina cuando ya los jefes creen que no es necesaria.

Y yo, Oscar García Rubio, y mi esposa y mis hijos y todos los míos y mis amigos y los amigos de mis amigos nos hemos creado una serie de máquinas que realizan trabajo para nosotros y nos son necesarias para vivir… Y todas funcionan con energía.

El final  

David, no sufras por mí

David, ¿cómo estás?; no sé nada de ti.

Mi tranquilidad es saber que si existe un cielo tienes que estar en él. Si acaso es un sueño eterno, tu descanso se prolongará al infinito y te recuerdo dormido, también estarás muy bien.

Si tu energía está viendo nuestro sufrimiento y tú sigues siendo tú, yo sé que estarás sufriendo y esto es algo que me obliga a superar mis congojas, a animar a la familia, pues no deseo que nada de lo que en nosotros veas pueda causarte dolor.

En los momentos que observes en mí desesperanza, cuando me veas vacío, sé comprensivo conmigo, piensa que nada puede ocupar el espacio que tú has dejado en mi corazón, y el dolor, el recuerdo y el sentimiento son fundamentos de amor. En la tristeza me encuentro bien, hijo. Considera, además, que nunca he sido hombre que nadase en felicidades, que jamás la vida me ha dejado encariñarme con ella, nunca ha sido dadivosa, ni siquiera ha tenido la bondad de dejarme en paz con mis miserias durante largos períodos de tiempo.

¿Papi, te digo una cosa?…

Sí, hijo mío, dime muchas cosas, déjame quererte, que sienta el dolor de no poder tenerte, que me encuentre bien viviendo en tu recuerdo y que mi alma llore al no tenerte cerca. Pero no sufras tú, aliento de mi alma, sé muy feliz viviendo tu otra vida, pide porque yo termine mi trabajo y cuando ya tus hermanos elijan su camino llévame a tu lado al tiempo que a tu madre. Amén.

Vive el sentimiento

No esperes a quedarte sin eso que quieres para pensar y disfrutar de todo el sentimiento.

Porque la vida te ha ido haciendo duro, porque has cubierto tu alma de costras insensibles, pero de pronto se rompe toda esa cobertura y descubres que sigues siendo alma, y comprendes que sufres y que lloras porque dentro de ti tenías guardados amores que casi no sabías.

Todo eso que ahora has descubierto estaba en ti y no lo disfrutabas en los momentos que la vida te dio para vivirlos.

Lo recibes ahora que todo es sufrimiento, has tomado lo malo, renunciaste a lo bueno.

El carácter de mi hijo

David, qué gruñón eras, qué peleón con tus hermanos en esos juegos y en esas discusiones. Pero ese carácter que en ti era tu divisa no encontraba fondo en tus sentimientos nobles. Cómo querías a tus hermanos en los momentos en que fue preciso, a tu madre la amabas con tu vida y a mí, no creo equivocarme si aseguro que a nadie le tuviste más amor.

Mi hijo está conmigo

Madrid, 18 de octubre de 1982

David, amigo mío, alegría, dolor, amargura, consuelo y esperanza de mi vida de ahora. Hoy un suceso ha conmovido mi alma, y aun a sabiendas de que has participado no quiero guardarlo para ambos, quiero dejar constancia escrita del sentimiento que me has hecho llegar.

Mi día de hoy ha sido como tantos, al despertar lancé a tu foto un beso y te dije como siempre muy bajito que no me mirases con mal genio. Es que en la foto estás muy serio, mi gruñón.

Salí de casa, aún era de noche, pero sabía que como cada día mi obligación estaba en mi trabajo y mi interés subir a tus hermanos.

La jornada, como todas: expedientes, proyectillos, superación del cansancio y entre trabajo y trabajo la aspirina con un té y el recuerdo de mi hijo que no se aleja de mí.

Cuando ya había terminado, iba camino del coche que me trae siempre hasta casa, la lluvia estaba cayendo y no sé cómo ni cuándo me he sorprendido cantando una canción de las nuestras.

Primero me he preguntado que qué es lo que estaba haciendo; después, cuando iba a recriminarme, cuando la incomprensión de lo que me podía estar pasando iba a ocupar mis pensamientos, he sentido tu fuerza, me estabas impulsando a que reanudase la canción y yo muy despacito he querido escucharte, he cantado bajito y cuanto más te sabía conmigo más feliz se iba sintiendo mi alma.

«Estate contento, papá, estoy contigo y quiero verte alegre», eso creo que me has dicho y en esos momentos no he sabido de lluvia, no he sabido del mundo, he vivido contigo.

Ahora vuelve la noche, ahora sigue la pena, pero te doy las gracias por tu corta visita, por tu gran compañía y por esos minutos que, desde que te fuiste, han sido los primeros en que he sentido vida, ¡has estado conmigo!, David, amigo mío. 

Ilusión

  • Papá, ¿puedo pedirte un favor?.
  • ¡Claro!, dime – Mis ojos sonríen.
  • ¿Puedes pedirle una cosa por mí a Dios?.

Mi niña, eres un encanto. ¿Dios?. No creo ni dejo de creer en él, pero desde luego hace tiempo que siento inútil pedirle nada. No veo la mano de Dios en el mundo por mucho que algunos la busquen y la señalen. En cualquier caso, si existe, no creo que me mire con muy buenos ojos.

  • ¿Qué quieres pedirle? – Mis ojos mezclan curiosidad y un poquito de tristeza.
  • Quiero pedirle que esta noche vengan las hadas a cuidarme.

Bueno, al menos no es algo con lo que pueda decepcionarse. Al menos un día más seguirá viviendo en un mundo feliz, con un Dios que la cuida, y donde aun existen las hadas.

  • ¿Porqué no se lo pides tú misma?. Seguro que a ti te hará más caso. – Mis ojos vuelven a sonreír, aunque siento que por dentro no son del todo sinceros.
  • Es que solo tengo 4. –Dice levantando sus dedos-. Y todavía no he aprendido a pedirle bien las cosas.

Si tu supieras, cariño, que no se me ocurre ningún rezo mejor que el que tú estás haciendo ahora mismo. Me gustaría creer que puede cumplirse cualquier cosa igual que tú lo haces, y solo de pensarlo me lleno de tristeza y veo la cantidad de marcas que llevo dentro y que solo son las cicatrices del dolor que me han dejado los años.

  • Es mejor que lo hagas tú. Cierra los ojos y lo dices muy bajito. – En mis ojos siento ya el peso de mis pensamientos, y aunque deprimidos, intentan mantener una mirada de cariño.
  • Jooo!!!, eso es que no quieres hacerme el favor – Tuerce el gesto, mira enfadada y mueve los labios a propósito para hacer pucheros-. Yo no sé hacerlo.

No cariño, pero siento que te estoy mintiendo porque pones tus esperanzas en mí, y yo tengo la intensa sensación de que al hacerlo te defraudaré. Presiento que, si existiera alguna posibilidad de que Dios oyera tu rezo, será de tus labios, y nunca de los míos.

  • No te enfades, que no es eso. A ver. ¿Porque quieres que vengan las hadas? – Veo que se ha dado cuenta de la mentira en mis ojos, pero mantengo la mirada lo más limpia que soy capaz, aunque duela un poco.
  • Porque si no, sueño con cosas malas y me asustan por la noche. – Yo también tengo miedo a que te pase cualquier cosa. No soy siquiera capaz de mantenerme sereno cuando algún pensamiento en el que te pasa algo malo se cruza por mi mente. Siento pavor, y me fuerzo a pensar en otra cosa porque el mundo hace daño, y no siempre lo reparte de forma justa, sino a menudo, pareciera más bien que lo hace al contrario. Nunca encontrarás las hadas que te protejan del mundo y de sus males. Nunca encontrarás el Dios que te mantenga apartado de eso. ¿Por qué tuve que crecer? ¿Por qué tuve que aprender todas estas cosas? ¿Por qué no conseguí mantenerme ignorante?. Intentaré hacerlo contigo todo el tiempo que pueda. Intentaré evitar que tú aprendas del mundo con dolor, aunque al mismo tiempo sepa que mi intento solo retrasará algo que es inevitable.
  • Cariño, nada malo te puede pasar. – Y mis ojos me traicionan ya porque noto que se humedecen porque no pueden mantenerse al margen de mis pensamientos.
  • ¿Quieres pedírselo a Dios o no?- Insiste con impaciencia.

Claro que lo haré. Haría cualquier cosa que me pidieras aunque aun no lo sepas.

  • Claro. Espera… ¡Ya!. Ya se lo he pedido.
  • Te quiero Papa – Y sonríe, al tiempo que me abraza.

Siento que el mundo vuelve a sonreír. Siento que las heridas nunca son tan profundas como para que no puedan sanar completamente y que aun existe esperanza para ser completamente feliz. Siento que nada es tan importante como querer de verdad. Sentir de verdad. Vuelvo a ser optimista e incluso tengo la sensación de creer de nuevo en Dios. No existen “los malos” y la gente solo necesita tiempo para poder sacar lo mejor de cada uno.

  • Gracias cariño – Y mis ojos expresan mucha más gratitud de la que creo que ella podría entender, ¿o quizás sí lo hace?.
  • Yo también te quiero. –Y también mis ojos le dicen que la quiero.

Ser de cuna

Por fin he acabado la cuna.

Casi ni recuerdo cuando empecé a construirla, pero sí tengo muy presente aun lo que me movió a hacerlo. Busqué y busqué por las tiendas todos los modelos que encontré, pero a unas les faltaba algo, de otras no me gustaba la forma, o el color, o simplemente el ruido que hacían al mecerse.

Después comencé a recorrer carpinterías y fábricas, busqué diseños y antigüedades, pero ninguna me servía. Incluso cuando intentaba explicarlo al ebanista, o empezaba a dibujarla en un papel, ni palabras ni dibujos lograban describir lo que quería, pero sí mantuve la intuición de saber que llevaba dentro el modelo que buscaba.

Cuando por fin comencé a construirla por mí mismo también supe que nunca la hubiera encontrado, pues parte de lo que esperaba hallar era precisamente aquello que transmite el artesano al objeto. Ese enlace y cualidad invisibles que les une, a uno por la dedicación y cariño que pone en el empeño, y al otro porque forma parte de su propio nacimiento y construcción.

No ha sido fácil tampoco, pues nunca me enseñaron como hacer una. Por muy sorprendente que pueda parecer ya que resulta increíble la cantidad de cosas que me enseñaron mucho más inútiles. ¿Qué es más importante que aprender a construir una cuna?.

Tampoco fue fácil buscar los materiales, porque no todas las maderas o tornillos sirven para construirla. A unas les falta peso, y otras son muy rígidas, algunas eran frágiles, y otras se estropeaban con la humedad o el calor. Ciertos tornillos sobresalían, y otros se hundían en la madera.

Al final seleccioné los componentes perfectos. Los listones eran duros pero al mismo tiempo flexibles y con un tacto muy suave. Me encantaba acariciarlos mientras imaginaba su futuro. Los tornillos soldaban perfectamente las piezas, sin dañarlas, y no torcían su rumbo cuando encontraban dificultades y nudos en su camino. Sus cabezas, redondeadas, parecían extensiones de la pieza que atravesaban, y no solo evitaban arañazos y roces, sino que pasaban a aportarle un estilo propio a las uniones y al conjunto.

No fue hasta que empecé a darle forma a cada pieza cuando todo empezó a tomar sentido. Esa vocecilla en mi interior que dudaba de mi obsesión fue acallándose porque cada movimiento de mis manos, del cepillo, de la sierra o del berbiquí estaba firmemente dirigida por aquella intuición que hizo que todo el proceso comenzara.Hoy ya puedo mirarla y saber que esto era lo que quería desde el principio. Frustraciones, rechazos, impotencia y dudas han quedado en el pasado, y por suerte ni siquiera han llegado a tocar la cuna aunque en muchos momentos amenazaran con destruirla. Esa ilusión la ha protegido mágicamente de cualquier mancha, y desde cualquier ángulo que la mire, puedo ver el brillo del cariño y amor con que está barnizada y protegida del paso del tiempo.

Mi alma se ha hecho cuna, y solo espera recibirte y protegerte de cualquier mal, acunarte para darte la tranquilidad que evoca esa inocente sonrisa en tus labios y acompañarte dulcemente en tus primeros sueños.

Convertirse en la fuerza que acompañará tus pasos una vez que ya no me necesites…